22 abril, 2007

Sunshine

Mediados del siglo XXI. El sol se está apagando y ha dejado a la Tierra sumida en un invierno interminable que amenaza con exterminar a la humanidad. Tras un intento fallido, protagonizado por la nave Icarus, de "reiniciar" el sol hace algunos años, un grupo de astronautas y científicos deben viajar hasta el astro rey para lanzar una bomba que lo reactive. Pero en su largo viaje, la Icarus II, recibirá una extraña señal de auxilio que creará la confusión entre los tripulantes.

Mal rollito. Mucho mal rollito es lo que desprende la nueva peli del interesante director Danny Boyle. Si hace unos años el británico fue capaz de acongojarnos con
28 días después, ahora consigue que el espectador pase un buen mal rato con Sunshine. La capacidad de Boyle para meter la cámara en sitios insospechados y de crear tension y agobio, queda patente desde los primeros minutos. Las sensaciones de claustrofobia y agorafobia nunca habían sido mostradas en tan poco espacio de tiempo a la vez. Lo mismo estamos dentro de un casco de astronauta que nos vemos perdidos en la inmensidad del espacio.
Pero a pesar de estos aciertos, Boyle cae en el error de emular cintas de culto de la ciencia ficción como
2001 y Alien, el octavo pasajero. Aunque de la cinta de Kubrick si consigue sacar buenas ideas (el mal rollo, la filosofía...), es de la cinta de Scott la parte homenajeada que sale peor parada. Sin querer desvelar giros argumentales, hay ciertos puntos del guión que sobran un poquito, quizás culpa de Alex Garland, buen guionista que en esta ocasión quiere abarcar demasiado en una cinta que tampoco daba para reflexiones morales ni dilemas existenciales tan grandes como los que nos muestran.
Sobre los actores, destacar la presencia de Cillian Murphy, un actorazo como la copa de un pino que sabe anteponerse a su físico (el pobre tiene una cara de psiquiátrico que no puede con ella) y logra empatizar bastante con el sufrido espectador. Una gran sorpresa es la de Chris Evans, actor al que vimos en
Los 4 fantasticos haciendo el idiota y que aquí demuestra ser buen actor cuando la situación lo requiere.



Técnicamente, Sunshine es una delicia para la vista y para los oídos. Los efectos especiales, sin ser los mejores de la historia, consiguen mostrar a la perfección lo que pretenden mostrar, más teniendo en cuenta que no estamos viendo una superproducción hollywoodiense. Pero lo que más destaca del conjunto técnico son los estupendos efectos de sonido (aunque a estas alturas todos sabemos que una explosión no hace ruido en el espacio, veasé determinada secuencia de 2001 que pone los pelos de punta).
Como ya he destacado anteriormente, la cámara de Boyle consigue introducirse en lugares pocos comunes (algunos tacharán al director de efectista), aunque también hay que reconocer que en ciertos momentos al inglés se le va la mano con eso de las innovaciones.
Además, la banda sonora es bastante interesante (marca, por otra parte, habitual de la casa) y mezcla a la perfección temas musicales de esos que quedan tan bien (lo siento, pero soy pésimo asignando estilos, mejor no decir pop o rock para no cagarla) con otros orquestales usados en los momentos de más tensión.



En definitiva, una interesante propuesta fílmica dentro del maltratado género de la ciencia ficción, con un Danny Boyle capaz de dirigir cualquier cosa a estas alturas y con una enorme capacidad para generar mal rollo y tensión en menos de dos horas de metraje, con momentos olvidables y pequeños recovecos en el guión, pero una buena opción dentro de la (sosísima) cartelera actual.

Nota: 7.