En la Francia ocupada por los nazis, un grupo de soldados norteamericanos que se hacen llamar los bastardos están llevando a cabo un peligroso pero satisfactorio plan: matar nazis. Pero no serán los únicos. Shosanna, la única superviviente de una familia de judíos, pretende llevar a cabo su particular venganza y su relación con el popular soldado alemán Fredrick Zoller bien puede ayudarle.
Última película de Quentin Tarantino, destripada por un buen número de críticos de tres al cuarto, que no dieron la más mínima muestra de profesionalidad al contar el final de la película tras su pase por el Festival de cine de Cannes. Sea como fuere, al fin se estrena en España la última propuesta fílmica del realizador norteamericano, un intento de película bélica que termina siendo devorado por los incesantes diálogos y un par de escenas para recordar. Por desgracia, Malditos Bastardos dista mucho de parecerse a las grandes películas del loco director y, al menos en la humilde opinión del que suscribe, nos ofrece su peor largometraje hasta la fecha, dejando de lado la aburrida Death Proof. Quentin ha querido rodar una película tan grande que al final se ha visto desbordado, aunque es cierto que hay varios momentos dignos de mención, que salvan la película e, incluso, la posicionan como una propuesta notable.
Uno de esos grandes aciertos es el haber contado con un entregado conjunto de intérpretes europeos. Desde el premiado Christoph Waltz, que realizada una tremenda actuación en el papel del Coronel Landa, hasta Diane Kruger, que demuestra en su breve tiempo en pantalla de lo que es capaz. Curiosamente, es la gran estrella del plantel la más desubicada de todas. Brad Pitt se toma su papel a broma y lo notamos en cada fotograma. Lo mismo sucede con Eli Roth, al que esperamos no volver a ver en un filme por muy amiguete de Tarantino que sea. El resto del reparto, genial. Incluido Daniel Brühl, por mucho que algunos tachen su interpretación de "sosa".
Uno de esos grandes aciertos es el haber contado con un entregado conjunto de intérpretes europeos. Desde el premiado Christoph Waltz, que realizada una tremenda actuación en el papel del Coronel Landa, hasta Diane Kruger, que demuestra en su breve tiempo en pantalla de lo que es capaz. Curiosamente, es la gran estrella del plantel la más desubicada de todas. Brad Pitt se toma su papel a broma y lo notamos en cada fotograma. Lo mismo sucede con Eli Roth, al que esperamos no volver a ver en un filme por muy amiguete de Tarantino que sea. El resto del reparto, genial. Incluido Daniel Brühl, por mucho que algunos tachen su interpretación de "sosa".
Lógicamente, en una película del tarado Quentin lo que más llama la atención es su guión. En esta ocasión el director rellena minutos y minutos de metraje con palabras y diálogos, algunos memorables, pero que no alcanzan las cuotas de maestría vistas en otras obras del realizador. Malditos Bastardos es la menos "tarantiniana" de todas las películas de Tarantino e, incluso, por momentos no vemos ninguna de sus señas de identidad como son los planos secuencia o la violencia exagerada (que hay, pero menos de la esperada). Por supuesto, disfrutamos con algunos planos antológicos y un uso exquisito de la música, pero no llegamos a distinguir al genio de Kill Bill o Jackie Brown.
Quentin demuestra tener un conocimiento brutal sobre el cine germano rodado durante la 2ª Guerra Mundial. Hay infinidad de guiños cinéfilos, momentos salvajes, pero siempre nos quedamos con ganas de algo más. Tarantino ha tardado 10 años en rodar la película y uno espera que sea su gran obra maestra. Además, termina centrándose en otros aspectos e historia, olvidando a los bastardos, con unos personajes que, aún siendo notables, no son tan redondos como en otras ocasiones. Eso si, repito, hay grandes escenas, excelente banda sonora y buenísimas interpretaciones, pero al menos el que suscribe salió del cine con ganas de algo más.
En definitiva, una película que está gustando mucho al público pero que, no nos engañemos, no le llega ni a la suela de los zapatos a Reservoir Dogs o Pulp Fiction. El excesivo metraje y algunos diálogos alargadísimos (incluso para Tarantino) terminan pasando factura y hacen que pierda bastantes puntos. Con todo, una opción recomendable para cualquier cinéfilo que atisbará destellos de calidad en un director que esperamos vuelva a sus orígenes y se deje de tantas pajas cinematográficas. Es una película notable, pero de Quentin uno siempre espera el sobresaliente.
Nota: 7.
Nota: 7.