23 marzo, 2007

300

Las tropas del todopoderoso Jerjes pretenden dominar la antigua Grecia. Pero en su camino se toparán con los espartanos, un pueblo liderado por el rey Leónidas, que con tan sólo 300 hombres de su guardia personal hará frente al millar de soldados persas en la conocida como batalla de Las termópilas, llamada así por situarse en una angosta zona cercana al mar que los espartanos utilizarán en su beneficio para plantar cara a las hordas invasoras.

Antes de comenzar con la crítica, destacar algunas cosillas. Es esencial leerse el cómic de Frank Miller en el que se basa la película, por la simple razón de que es una obra maestra de la novela gráfica. Es esencial ir al cine con la certeza de que se va a ver un espectáculo grandioso, violento, sin concesiones, con sexo y para nada, repito, para nada, realista. Esta película, al igual que el cómic, no es un fiel retrato histórico como intentan ser otras producciones del tipo Gladiator o Troya, no, esta película es puro espectáculo, pura emoción y, sobre todo, puro gozo. Además, recomiendo fervientemente el visionado de Amanecer de los muertos, la anterior película de Zack Snyder, que a este paso se va a convertir en el nuevo David Fincher (por eso de que ambos vienen del mundo del videoclip). Dicho esto, vamos al tema.
300 es ni más ni menos que una absoluta maravilla visual, una obra maestra desde los primeros minutos, donde la música atruena nuestros oídos y lás imágenes junto con la voz en off (el doblaje ha resultado ser muy notable al final, aunque quien pueda verla en versión original, mejor, que dicen que la voz de Butler acojona) nos causan una impresión pocas veces vivida en el cine. De hecho 300 es, hoy por hoy, una de mis mejores experiencias en una sala de cine. Zack Snyder ha dirigido la mejor película palomitera en lo que va de siglo (si, palomitera, que este menda no quiere ganar premios y tonterias, al menos de momento), con una labor detrás de las cámaras y de adaptación de guión excelente. El aparentemente poco denso tomo de Miller da para una película de dos horas justitas, llenas de todo, desde acción sin freno aderezada con música electrónica (que no chirría en ningún momento) hasta primerísimos planos de sus actores, pasando por escenas de sexo muy raras en estas épocas tan puritanas o bellísimos planos creados digitalmente. Snyder le saca el jugo al rodaje en pantalla verde, con una postproducción tan excelente que nadie podrá decir que lo que está viendo pega el cante.
Pero lo mejor de Snyder es su capacidad para dirigir a los actores. Gerard Butler se transforma en el perfecto rey Leónidas, con una interpretación muy notable en la que demuestra lo buen actor que es, siendo esta su gran lanzadera para convertirse en una estrella. El resto del equipo masculino (desde David Wenham hasta Vincent Regan) está a la altura y más teniendo en cuenta lo físico de todas las interpretaciones. Sobre la única chica con papel importante en la cinta, Lena Headey, destaca su buen hacer y su capacidad para atraer la mirada del espectador con una simple mirada.



Dejando a un lado la dirección de Snyder y las interpretaciones de los actores, 300 destaca sobre todo porque muestra las cosas como las tiene que mostrar, dejándose de chorradas. Mutilaciones, cercenamientos a cámara lenta (que las hay en cantidad, pero no molestan), sangre a granel, grandes panorámicas e, incluso, escenas repletas de erotismo gay (es de sobra conocido que los griegos no tenían problemas con la homosexualidad, ya que consideraban el cuerpo masculino una obra de arte, muy modernos ellos). La secuencia entre Leónidas y Jerjes, un Rodrigo Santoro que no reconoce ni su madre, es bastante arriesgada para mostrar ante el gran público, aunque todo queda en una simple insinuación...o lo que cada cual quiera ver. Pero si hay que hablar de secuencias memorables, hablemos de los combates.
300 es desde ya, la película épica más bestia de la historia del cine. Ni Gladiator, ni El retorno del rey (la batalla de Minas Tirith es una cagada de paloma comparada con cualquier escena de este film), ni Troya ni nada similar es capaz de igualar las bestialidades que vemos en tan poco tiempo. Si hace poco comenté Apocalypto y destaqué el modo en que Gibson rueda lo que quiere, Snyder es un verdadero as como autor, ya que consigue que sus productores le den libertad absoluta para hacer lo que quiera. De hecho, la película de mister Zack comparte ciertos parecidos con la de mister Mel, o al menos produce cierta sensación de semejanza, una sensación de que nos están contando las cosas de tal forma que nos divirtamos y entretengamos, que es lo que cuenta en el cine (mencionar también que las escenas en el parlamento me recordarón mucho a las de Roma, esa sobresaliente serie de televisión que merece un hueco en los libros).Escenas como la de la montaña de cadáveres, la del ataque con bestias o los sublimes últimos 20 minutos convierten a este film en un verdadero éxito cinematográfico, que seguramente termine considerándose una película de culto (si acaso no lo es ya).
Para terminar (me he colado escribiendo esta vez), sólo decir que 300 es, al igual que por ejemplo Sin city (curiosamente también basada en novelas gráficas de Miller...), una película extrema. Extrema en el sentido de que o te gusta o no te gusta, no hay término medio. O la amas o la odias.



En definitiva y acabando de verdad, recomendar 300 a todos/as aquellos/as amantes del séptimo y el noveno arte, porque nunca antes se había conseguido hacer una adaptación tan buena como ésta. Visualmente poderosa, técnicamente hermosa y muy, pero que muy bien dirigida, merece la pena verla en una pantalla grande (en digital a ser posible...como hice yo), gigante si es posible y con los altavoces al lado de las orejas. Porque, quién sabe cuanto tiempo puede pasar hasta que volvamos a disfrutar de una hazaña fílmica tan grande como ésta.

Nota: 10 (vale, quiza me he pasado, un 8 o incluso un 7 sería más objetivo y realista,pero he disfrutado tanto que considero que este film merece ser el primero en obtener la máxima puntuación en este blog).

2 comentarios:

Sandra Vílchez dijo...

No sé si ayer con las prisas no te dejé bien el post en el que te decía que conocí a Trent Reznor y demás miembros de NIN... jijiji.

Un besín!

Sandra Vílchez dijo...

No! Lo cierto es que dos amigos que eran del club de fan tenían pases para la prueba de micrófonos y pudimos entrar con ellos... seríamos unas 20 personas y el grupo (sobre todo Trent Reznor, quien me besó la mano incluso) se mostró muy amable, no sólo a la hora de firmarnos las entradas o discos, sino que también conversaron con nosotros bastante tiempo.
El mejor concierto de mi vida, sin duda.