La ciudad de Springfield está alcanzando cuotas exageradas de contaminación y los poderes locales deciden actuar (gracias a la ecologista Lisa, por supuesto) y evitar que la polución termine destruyendo la ciudad. Pero Homer es Homer y al final terminará chafándolo todo, destruyendo la ciudad, huyendo con su familia a Alaska mientras todos sus vecinos lo buscan para darle un castigo bastante merecido.
Esta es una crítica un tanto especial. No se puede hablar de interpretacion, ni de efectos, ni de tecnicismos ni, incluso, de dirección. ¿Por qué? Pues porque son Los Simpsons, esa familia que lleva divirtiendo a generaciones desde hace 20 años. Matt Groening era consciente de que se jugaba el respeto de los fans de la serie de por vida y por ello quiso contar con los mejores guionistas de la serie, esos que trabajaron durante las sobresalientes temporadas del flameado de Moe, de las aventuras del abuelo con El pez volador, Homer más estúpido que nunca, Bart de mensaka en China...y un largo etcétera que podría no acabar nunca. Un total de 17 guionistas que han trabajo lo suyo y se nota que se han esforzado por ofrecer al público algo que el propio Homer reconoce en los primeros 5 minutos de metraje: que estamos viendo algo pagando cuando podríamos verlo gratis por televisión.
Como fan de la serie desde tiempos ancestrales (o más) reconozco que me lo pase pipa viendo a Homer en pantalla grande, sobre todo en la primera media hora inicial, que es un verdadero descojone y un torrente de ideas (más o menos originales). Después la cosa decae, algo que se veía venir, sobre todo por la costumbre de sus responsables a escribir para capítulos de unos 22 minutos.
Lo importante de esta película es que dura poco, entretiene y diverte a casi todos los públicos (que tiempos en que Los Simpsons se burlaban de todo sin caer en el absurdo más innecesario). Veremos un desnudo integral, una muerte innecesaria, famosetes, unos créditos cachondos y lo más importante, a la familia amarilla favorita del mundo repartiendo risas a diestro y siniestro. Aunque la cinta decaiga un poco tras los primeros 30 minutos, sabe remontar el vuelo y dar escenas a los personajes que todos queremos (Moe, Lenny, Carl, Wiggun...) y ofrecer un final bastante currado (irreal, pero currado) que sin duda nos hace olvidar las últimas temporadas televisivas.
A pesar de Padre de familia, Padre Made in Usa, Kevin Spencer o South park, Los simpsons ya han pasado a la historia por ser unos de los primeros dibujos animados para adultos (repito, adultos, los niños no deberían ver estas series, pero cada padre que haga lo que quiera) en cosechar un éxito tan monumental y capaces de reirse de todo y criticar lo mejor y lo peor de su país. En definitiva, la película es como un capítulo más. Más largo, más grande y sin cortes (sic) y que nos da la posibilidad de reir en este caluroso verano.
Nota: 7.
31 julio, 2007
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