20 octubre, 2006

El laberinto del fauno

España, 1944. Las tropas franquistas se encuentran en plena guerrilla con los maquis en mitad de bosques y sierras. Cuando Ofelia, una niña con una imaginación desbordante, llega al cuartel de su padrastro, tiene que huir a un mundo de fantasía para evadir la espantosa realidad que la rodea. En ese mundo paralelo conocerá a un fauno, que le contará una misteriosa historia: Ofelia es en realidad una princesa fugada de un mundo de cuento de hadas, al que tendrá que volver para reunirse con su padre y todos sus súbditos.

Segunda película en España del mexicano Guillermo del Toro…y que ¡PELICULÓN! Sin duda alguna estamos ante la mejor producción española del año, tanto por su sobresaliente factura técnica, como por su impecable guión y su gran despliegue de fantasía.
Del Toro logra mezclar a la perfección fantasía y realidad alternando, de manera muy inteligente en el montaje, todo lo que sucede en la España franquista y en el mundo imaginario de Ofelia. Del Toro crea unos personajes excelentes, en cierto modo parecidos a los del El espinazo del diablo, pero cada uno con su manera de ser, con algún objetivo en el desarrollo de la trama. Y es que si bien, actores como Alex Angulo quedan un poco menos dibujados que el resto (aunque ojo, porque la mejor frase de la peli sale de su boca), otros personajes como Mercedes (excelente Maribel Verdú) o el malvado capitán fascista (Sergi López, en un papelón), logran ponernos la piel de gallina, ya sea por su capacidad para emocionarnos con su valor o por sus brutales métodos de aplicar torturas.
Y es que, este Laberinto del fauno, no es para nada una película de niños. Oscura, tétrica, agobiante, violenta, dura, sin concesiones para la galería, lo mismo nos muestra una brutal ejecución como nos enseña las penalidades por las que tenían que pasar los maquis.
En el ya mencionado aspecto actoral, no destacan ningunos sobre otros, porque todos están igual de bien. Especial mención para la niña, Ivana Baquero y para Doug Jones, el fauno, al que ya pudimos ver en Hellboy como el entrañable Abe Sapiens, que aquí vuelve a estar bajo kilos de maquillaje y a pesar de ello consigue gustar al espectador (aunque siempre nos da la sensación de no ser muy de fiar).

En el apartado técnico todo se resumiría con una palabra, acojonante. En mi humilde opinión, la mejor película (a nivel técnico) en muchos años en España. Ni Alatriste ni hostias, aquí los efectos digitales son sobresalientes, consiguiendo encajar a la perfección con el entorno rural mostrado. Y los F/X tradicionales, como el maquillaje, son posiblemente los mejores hechos aquí en la historia. Y para muestra, una de las mejores secuencias de terror que he visto en mucho tiempo, cuando la niña entra en un extraño salón repleto de comida y habitado por un extraño ser sin ojos, el cual, tras darse cuenta de que Ofelia le ha quitado comida, se lanza hacia ella dispuesto a comérsela. La leche.
Otras secuencias de buen nivel técnico, son las de tiroteos y bombardeos, además de todas en las que sale el fauno, que parece sorprendentemente real.
La fotografía, como no podía esperarse menos de Guillermo Navarro, es precisa y oscura en todo momento, encajando a la perfección con el ambiente gótico (al carajo, tengo que decirlo, a Tim Burton Del Toro se lo come con papatas) y pesimista de la cinta.
Y como no podía ser menos, la banda sonora está a la altura de las circunstancias, con momentos álgidos, como la nana que tararea Verdú, siempre manteniendo la seriedad y la coherencia con la obra en conjunto.

En definitiva, todo el mundo debería verla por ser la mejor película española en lo que va de año (más que merecida representante de México en los Oscar…porque aquí la hemos estrenado tardísimo y hemos preferido a Almodóvar y su Volver). La mejor película de Guillermo del Toro en toda su filmografía, por su dureza y por atreverse a rodar un cuento de hadas para adultos. Por unos actores que hacen interpretaciones más que notables. Y porque películas así, a no ser que venga algún director de fuera, nunca (o casi) se ruedan en España, siendo precisamente ese el gran error de nuestra cinematografía, y es que la falta de coraje a la hora de rodar cine de acción, de aventuras o simplemente no de denuncia social, nos lleva a que nuestra cuota de pantalla sea de risa, cuando está más que demostrado que tenemos la capacidad y la gente necesaria (hay están Alex de la Iglesia y Amenábar) para hacer cine de calidad, si, pero también capaz de hacer taquilla. Porque al final, eso es lo que más cuenta, que la gente vea tu trabajo y El laberinto del fauno tiene toda la pinta de que va a triunfar.

Nota: 9.