25 febrero, 2009

El luchador

Randy "The ram" Robinson fue una estrella del wrestling en los años 80. En la actualidad, malvive dando espectáculos en circuitos independientes y su trayectoría profesional comienza a pasarle factura, tanto en salud como en lo emocional. Para intentar arreglar el desorden en el que vive, querrá recuperar a su hija olvidada y conseguir el amor de Cassidy, una streaper del club al que asiste a menudo.

Tras los grandes elogios conseguidos por la nueva cinta del director Darren Aronofski en el pasado Festival de Venecia, con especial mención a los comentarios alagadores del realizador Wim Wenders, llega la cinta a las carteleras de nuestro país. Y, simplemente, nos encontramos ante una gran película. Aronofski olvida sus tejemanejes visuales con los que tantos seguidores y det
ractores consiguió en sus anteriores films (La fuente de la vida especialmente) y hace gala de una dirección modélica, sencilla, llena de humildad y sin apenas artificios innecesarios. La naturalidad de la historia, del entorno, de los personajes y de todo lo que aparece en escena han propiciado que el director se centre unicamente en la historia, dando una notable lección como narrador y, sobre todo, como director de actores.
Que las películas de Aronoski gusten más o menos depende de eso, del gusto de cada cual, pero nadie puede negar que este señor saca lo mejor de sus intérpretes. En esta ocasión tenemos a un magnífico trío protagonista, compuesto por Mickey Rourke, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood. Lo de Rourke no tiene nombre. No actúa, da vida a Randy. Es cierto que el personaje se puede asemejar, salvando las distancias, a la propia vida del actor, pero eso sería simplificar una excelente labor por parte del intérp
rete, que consigue no sólo su mejor papel, si no también un personaje inmortal dentro del cine del siglo XXI. Rourke se parte la cara literalmente, muestra todas las emociones que debe mostrar y encaja a la perfección con la historia del bueno de Ram. Marisa Tomei también sale muy beneficiada en el conjunto de sus apariciones, dando siempre una excelente muestra de interpretación, desnudándose sin pudor y siendo la pareja perfecta de Rourke. La tercera en discordia es Rachel Wood, muy decente en sus apariciones y diálogos.



En el plano técnico, El luchador es una cinta bien rodada, con una fotografía y un montaje sencillos, efectivos, muy acordes con el conjunto. Mención especial para la impresionante banda sonora, repleta de canciones metaleras de los 80 y un temazo final del maestro Bruce Springsteen. Pero lo que más destaca de este film en un sentido estrictamente técnico es la perfecta planificación de los combates. Vemos secuencias terriblemente dolorosas, a Rourke cortándose con una cuchilla para que haya sangre real. Esto no es la famosa WWE que vemos los fines de semana en televisión, son peleas mucho más brutas, mucho más salvajes.
La película no llega a aburrir en ningún momento y, aunque las semejanzas con otros títulos sean inevitables, el equipo ha sabido crear una historia propia y que es difícil de olvidar. Muchos la han querido comparar con Rocky, por el parecido entre las historias de dos perdedores en busca del éxito, de salir adelante Pero mientras que en el film protagonizado por Sylvester Stallone el potro italiano busca la consecución del sueño americano (sea lo que eso sea), aquí simplemente tenemos a un hombre solitario, que lo único que sabe hacer es sentarse en la cara de otros tíos para ganarse la vida.



En resumen, una excelente película, de obligado visionado (en v.o. por supuesto) y que, al menos a mi, me ha llegado a convencer.

Nota: 8,5.

20 febrero, 2009

Vals con Bashir

Ari esta hablando con su amigo en un bar, que le explica el sueño que tiene una y otra vez. Ambos creen que está causado por los acontecimientos que han vivido en el pasado, durante la guerra del Líbano. Pero Ari no recuerda nada de ese periodo de tiempo, salvo una recurrente ensoñación durante la matanza de palestinos en Sabra y Chatila. Decidido a recordar, buscará a amigos y conocidos para intentar reconstruir lo pasado.

Impecable película en lo referente a contenido del director israelí Ari Folman. El discurso antibelicista del que tanto se ha hablado está presente desde el primer fotograma, desde la primera línea de diáoogo. Con una puesta en escena muy llamativa e impactante, Folman nos ofrece u
n documental de animación lleno de momentos duros y muchos otros delirantes, con un discurso formal bastante irregular, que termina por agobiar al espectador y hacerlo desconectar de los acontecimientos. Folman une, mediante técnicas de animación simples pero efectivas, géneros tan dispares como el documental y la ficción animada.
Y, posiblemente, sea esa la gran causante de lo extraño que resulta ver ambos formatos juntos, lo que provoca aciertos pero también muchos fallos, sobre t
odo en lo relativo al ritmo de la cinta. Folman repite hasta en tres ocasiones la misma secuencia, siendo la primera vez que la vemos un auténtico gozo y la última un aburrimiento. A través de declaraciones de conocidos y expertos, Folman presenta un punto de vista novedoso y ofrece al ciudadano una reflexión final sin diálogo y con imágenes reales que hacen temblar al más valiente.



Una cosa está clara, la guerra es, con perdón, una puta mierda. Y ese sea, probablemente, el objetivo de Folman, mostrar lo absurdo de las guerras, hacer ver al espectador, aunque sea con técnicas arriesgadas, que ningún conflitco bélico soluciona nada, sólo crea más odio en los derrotados y termina conduciendo, tarde o temprano, a más enfrentamientos. Como israelí, el propio Folman a reconocido que no tiene el derecho ni es capaz de mostrar el verdadero sufrimiento del pueblo palestino, pero en esta cinta consigue mostrar una buena parte del sufrimiento y el sin sentido de la guerra.
Es una lastima que el discurso no termine de conjugar bien con la apuesta formal del film. Con un dibujo muy humilde pero llamativo, con el transcurso del metraje el espectador puede terminar abrumado por la animación. Si a ello se le suma la ya mencionada ocasional falta de ritmo, tenemos una película bastante irregular. A pesar de ciertos momentos de maestría, la cinta tiene sus fallos y la banda sonora, elogiada por muchos y no se por qué, resulta repetitiva en exceso.



En definitiva, una película de sobresaliente en contenido pero de suficiente en las formas. Pero, con todo, de recomendable visionado tanto por su temática como por su arriesgada unión de géneros.

Nota: 6,5.

14 febrero, 2009

El lector

Michael Berg conoce por casualidad a una mujer que le dobla en edad y por la que sentirá una repentina atracción, Hanna Schmitz. Ambos comenzarán un apasionante idilio veraniego hasta que ella desaparece repentinamente. Años más tarde, cuando el joven es un estudiante de derecho, volverá a encontrarse con ella cuando es acusada del asesinato de más de 300 personas en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

Alabado y odiado a partes iguales, el nuevo film del director Stephen Daldry llega a nuestras carteleras con la sana intención de ofrecernos un rato de buen cine. Y lo hace acompañado de un excelente reparto y un buen guión de David Hare, quien ya colaborase con el director en la bastante olvidada Las horas. En esta ocasión adaptan un texto de Bernhard Schilnk y lo hacen con resu
ltados irregulares. La cinta comienza con una impresionante fuerza en todos los aspectos. La historia atrapa al espectador, consigue emocionarlo y logra que se involucre en la historia como si fuera suya. Pero es la segunda mitad del film lo que la aleja de convertirla en una gran película. Dejando a un lado el fallo de los promotores de anunciarnos la sorpresa del film (el pasado nazi de Hanna), en cuanto el personaje de Winslet aparece caracterizado en su edad más anciana, la película pierde toda la fuera y el ritmo que había demostrado tener. Quizás sea culpa de la historia, que una vez llegada a ese punto deja de interesar. Pero lo cierto es que el personaje adulto de Michael, interpretado por Ralph Fiennes aburre hasta la saciedad y hace que lo que en un principio parecía perfecto termine resultado tedioso y poco llamativo.
Las interpretaciones del cast están de sobresaliente. Winslet de
muestra una vez más su enorme estado de gracia y el joven David Kross se presenta como una verdadera revelación. Sus escenas de cama con Winslet estan tan bien rodadas y tan bien pensadas que en ningún momento caen en el morbo fácil o la idiotez. Fiennes, por su parte, realiza su trabajo como de costumbre, pero esa cobardía de la que hace gala el personaje y lo alargado de toda la parte final consigue que olvidemos su trabajo en favor del de sus compañeros de reparto. También aparecen Bruno Ganz (inolvidable en El hundimiento) o Lena Olin, ambos con la efectividad a la que nos tienen acostumbrados.



Técnicamente, el film de Daldry está realizado con un estilo clásico en las formas y aprovechando los pequeños saltos temporales que este tipo de historias permiten. Con una más que notable banda sonora y una pefecta fotografía, Daldry se convierte en el director más capacitado para el drama contemporáneo, posiblemente por su visión más europea de las cosas. En la primera mitad del film todo marcha con perfección, todo parece encajar sin problema alguno. Pero, como ya se ha comentado, es hacia la última media hora de película cuando Daldry parece perder esa capacidad de atención del espectador.
El romance da paso a un drama judicial que, aunque tenga interesantes escenas de por medio, no termina de encajar con el tono inicial de la historia. Y, por supuesto, no puedo olvidar el horroroso maquillaje de Winslet en la etapa "anciana" de su personaje. Sin duda, lo peor de la historia.
Con todo, El lector se presenta como una interesante propuesta que, muy posiblemente, gané más puntos con futuros visionados.



En definitiva, una película que comienza con una historia de amor y sexo apasionante y termina convirtiéndose en un drama judicial que pierde el ritmo del principio, muy bien acompañado, eso si, de unas interpretaciones y una banda sonora que en ningún momento pierden el norte ante el repentino tedio.

Nota: 6,5

11 febrero, 2009

El desafío: Frost contra Nixon

1977. Tres años despues de que Richard Nixon abandonara la Casa Blanca y tras un largo silencio, decide aceptar la entrevista que le proponen junto al periodista David Frost, conocido por sus programas de entretenimiento y contra el que espera conseguir una aplastante victoria.

Última cinta del director Ron Howard tras la increiblemente aburrida y horripilante El código Da Vinci. Howard nos trae en esta ocasión su cinta más adulta, algo que no es demasiado difícil si se observa con detenimiento la filmografía del menudo pelirrojo. Director de productos rentables y entretenidos como Willow, Apolo XIII o Rescate y de tedios insufribles como Una mente maravillosa, El Grinch o EDtv, el realizador nos presenta la que posiblemente sea su historia más compleja, decidido a mostrar al público que es capaz de realizar películas serias y adultas, donde la política y el reflejo de la sociedad pr
edominen frente al espectáculo. Y, aunque no lo consigue, si que construye su film mas serio hasta la fecha e, incluso, nos regala una enorme interpretación de Frank Langella.
Aunque sus capacidades como director no sean excepcionales, en esta ocasión si consigue un muy buen trabajo actoral de Langella, que consigue una perfecta interpretación del presidente usamericano más polémico de la historia, aunque por desgracia eso sea algo que les importa más a ellos que a cualquier otro mortal, al que la historia le pilla lejos (aunque sólo sea geográficame
nte). Langella se convierte con derecho propio en el elemento más destacado de toda la producción, eclipsando al resto del cast. Kevin Bacon, Sam Rockwell o Rebecca Hall (guapísima, pero con un personaje que han puesto sólo para que apareciese una chica entre tanto hombre) comparten cartel con Langella y Sheen, el otro gran protagonista de la historia. Y, aunque su interpretación sea digna y muy decente, no consigue estar a la altura de un Langella en estado de gracia (Nixon parece sacar lo mejor de todos los intérpretes).



En el plano técnico, la nueva cinta de Howard es exactamente igual que todas las cintas de Howard. Es decir, buen montaje, efectiva fotografía, música aceptable... todo es muy decente y todo tiene un error. No hay personalidad en ningún sitio. El cine de Howard se caracteriza sobre todo por su eficiente factura técnica pero siempre cae en el error de no profundizar más en los personajes, de no mostrarnos su lado oscuro o su bondad, algo que en este trabajo se intuye pero que nunca podemos ver con claridad. Además, en esta ocasión, pretende convertir la historia en una especie de documental, alternando el desarrollo de la historia con declaraciones de los actores como si fueran los personajes que interpretan, algo que queda totalmente fuera de lugar y rompe el ritmo de la historia.
Porque otra cosa es cierta, la cinta no es aburrida, se ve con mucha facilidad. Tiene un ritmo más que decente y en ningún momento nos cansamos ya que todo marcha con velocidad. Lo malo es que el día después de ver el film no recuerdas nada, no hay ningún aspecto que de
staque tanto como para que se mantega en la memoria, salvando la interpretación de Langella, que por otro lado podría convertirse en una representación más de Nixon en el mundo hollywoodiense.



En definitiva, la película más adulta de Ron Howard. Lo cual no significa que sea Buenas noches y buena suerte, pero al menos nos presenta a un director algo más serio, más adulto, aunque sin olvidar que su falta de autoria fílmica esta presente en cada plano. Eso si, la interpretación de Langella, trabajadísima.

Nota: 6.

06 febrero, 2009

Slumdog Millionaire

Jamal Malik, un joven pobre y humilde de Bombay, es acusado de fraude cuando consigue llegar a la penúltima pregunta de la versión india del programa ¿Quién quiere ser millonario?. Para demostrar que conocía las respuestas relatará su vida al inspector de policia que lleva el caso.

La última propuesta cinematográfica del director británico Danny Boyle llegará a los cines con la original premisa adapatada de la novela del escritor Vikas Swarup y arrastrando tras de sí los cientos de comentarios positivos que ha provocado allí donde se ha proyectado. Lo cierto es que, sin ser ninguna obra maestra, Boyle nos ofrece la que posiblemente sea una de sus mejores películas, junto con Trainspotting o la taquillera 28 días después (que se hace insoportable cuando salen los soldados), en un ejercicio de estilo muy similar al de Ciudad de Dios, aunque guardando las distancias en lo que a historia se refiere. Con la inestimable ayuda de la directora india Loveleen Tandan, Boyle hace un retrato muy realista de la India anterior al desarrollo que vive en la actualidad, mostrando toda la miseria y bajezas humanas, lo que ha provocado que muchos ciudadanos indios hayan mostrado su rechazo a la cinta. Lo cierto es que el director se basa en unas poderosas imágenes de miseria para ambientar la historia del honrado Jamal, que sólo busca encontrarse con el amor de su vida, Latika.
Un personaje principal, Jamal, interpretado por tres actores diferentes, todos ellos correctos y muy decentes en sus papeles. Destaca, sobre todo, Dev Patel por ser el que más tiempo aparece en pantalla, siempre con cara de mala leche, algo comprensible si se atiende al devenir de su hitoria, donde se lleva mas hostias que un perro y hasta se baña en excrementos, literalmente. El personaje de Latika también está interpretado por tres actrices y, al igual que Jamal, su versión adulta es la que más vemos en pantalla, interpretada por la guapísima Freida Pinto. Además están el hermano de Jamal, Salim, que posiblemente sea el personaje mas interesante de la historia y, por supuesto, el presentador del progama, un chulazo Anil Kapoor.



Tecnicamente, Slumdog millionaire, es muy similar en el apartado estético a otros films del director y cuenta con una banda sonora deliciosa, muy del estilo Bollywood y actualizada a los tiempos que corren. Boyle sabe sacar partido a la historia y aprovechando la gran habilidad de la codirectora, que posiblemente sea la gran responsable del dibujo que se hace de Bombay, consigue ofrecernos una visión de la India como hasta ahora no se había visto en una película llamada a atraer al público por el entusiasmo levantado entre la crítica y el boca-oreja. Y, aunque no es la gran cinta que muchos quieren vender, si es una original apuesta, bien rodada y que no llega a aburrir en ningún momento.
Respecto a las críticas y la mala prensa que han surgido en la India sólo cabe la comprensión. En muchas ocasiones vemos calles donde no hay nada salvo basura, la violencia es usada por casi todos los personajes con una facilidad pasmosa (en los primeros 20 minutos Jamal recibe un buen número de collejas y hasta palizas) y eso es algo que a nadie la gusta ver de su país. Aunque en ocasiones parezca que toda la vida de Jamal es un infierno, el espectador sabe desde el principio que la cosa va a salir bien, dejando entrever el más puro sentido fílmico de Bollywood (con baile final incluido).



En definitiva, un original historia, bien rodada y muy entretenida. No es la obra maestra que muchos aseguran, pero al menos trae frescura y algo diferente a nuestras carteleras.

Nota: 7.