31 enero, 2009

Revolutionary Road

La joven familia Wheeler vive en una preciosa casa en Revolutionary Road con sus dos hijos y su perfecto matrimonio. Son la envidia del vecindario y representan el perfecto estilo de vida americano de los años 50. Al menos, esa es la apariencia que sus vecinos tienen de ellos porque la realidad conyugal es bien distinta.

Cuarta película del antiguo director teatral Sam Mendes tras las excelentes American Beauty, Camino a la perdición y, las más flojucha, Jarhead. En esta ocasión el director inglés vuelve a realizar un análisis de la familia norteamericana, al igual que en su debut, pero ambientada en los años 50. Si en su primera película prevalecía un enorme sentido de la ironía y del humor negro, en esta Mendes es más directo en el drama del matrimonio Wheeler y nos vuelve a regalar unos trabajos actorales de sobresaliente, dejando ver su antigua labor teatral, en una historia madura fruto del notable guión de Justin Haythe, basado en la novela homónima de Richard Yates. Mendes ofrece una excelente muestra de dirección cinematográfica, siempre desde su particular punto de vista (que puede resultar frío en ocasiones) y muy centrado en el desarrollo de los personajes y en la perfecta factura técnica. Pero sobre todo, Mendes consigue que todos los actores de la cinta luzcan como nunca.
La pareja interpretada por Kate Winslet y Leonardo DiCaprio es sencillamente fabolusa. Winslet se come cada una de sus escenas, actuando como si fuera la última vez que el personaje está en pantalla, demostrando que es una de las mejores actrices del cine. Pero el que verdaderamente sorprende es DiCaprio (porque todos sabiamos que Winslet es genial). Un actor que empezó siendo ídolo de quinceañeras a pasado a convertirse en el actor fetiche de Martin Scorsese, a protagonizado cintas que jamás esperabamos que hiciese y, en esta ocasión, brilla con luz propia. Sus escenas con Winslet tienen una fuerza y un realismo tal que se puede decir que es su mejor trabajo hasta la fecha. Además, secundarios como Kathy Bates (Mendes ha juntado a medio Titanic) y un soberbio Michael Shannon, que se adueña de la escena de la comida con los Wheeler, redondean el magnífico trabajo actoral.



En su aspecto más técnico, la cinta es exactamente igual que las anteriores obras de Mendes. Perfecta. La fotografía de Roger Deakins nos ofrece los clarososcuros que la historia requiere (aunque siempre se notará la ausencia de Conrad L. Hall, colaborador habitual del director y uno de los mejores directores de fotografía de la historia) y el montaje es tan sencillo como efectivo, alternando un par de flashback con mucha tranquilidad. Posiblemente sea la banda sonora de Thomas Newman lo más flojo del conjunto, demasiado parecida a anteriores trabajos del compositor.
Lo peor de la cinta es, sin duda, que nos la hayan querido vender como un reencuentro de los chicos de Titanic, lo que posiblemente lleve a creer a los espectadores menos informados que van a ver una de romance meloso, cuando la historia es bien distinta. Eso y que, en realidad, Mendes siempre tiene presente la vena teatral, lo que posiblemente enfríe el dibujo o el acercamiento que hace a los personajes y a la historia. Pero sólo por las interpretaciones del reparto, merece un enorme aplauso.



En definitiva, una película que, a pesar del drama de la historia no se hace pesada de ver, tiene unas actuaciones dignas de elogio y un acabado técnico impecable, algo habitual en su director Sam Mendes. Y no podría terminar sin comentar la escena final, con el anciano marido de Bates apagando el audífono para no escuchar las palabras de su mujer, un simple gesto que resume la vida en matrimonio (o lo que quizás sea, que en eso no tengo experiencia). Al final, no queremos ni escuchar las palabras de la otra persona.

Nota: 8.

28 enero, 2009

El curioso caso de Benjamin Button

Benjamin Button nace en Nueva Orleans el último día de la Primera Guerra Mundial pero algo extraño sucede con el bebé. Aunque acaba de llegar al mundo, su cuerpo parece el de una persona de 80 años y con el paso del tiempo irá rejuveneciendo.

Nuevo film del genial David Fincher, que en esta ocasión parece haber dejado aparcadas sus obsesiones por mundos más oscuros (supuestamente, el director está en contra de la versión estrenada de la cinta y peleado con los productores) como los vistos en El club de la lucha o Zodiac. Partiendo de una idea tremendamente original extraida de la obra literaria de F. Scott Fitzgerald, Fincher nos ofrece su obra menos personal en lo referente a historia, aunque manteniendo el excelente nivel técnico y visual al que nos tiene acostumbrados. Pero ya desde el principio notamos que algo falla. Aunque la historia es original y es muy "bonita" de ver, en ningún momento el espectador llega a empatizar con Benjamin Button. Su vida no es nada fuera de lo normal si exceptuamos su "extraña circunstancia" y no es algo que no hayamos visto antes. Button va a un prostíbulo, se emborracha, va a la guerra y se enamora. A pesar de la distancia que las separa, la cinta de Fincher se puede asemejar con Forrest Gump, un personaje que si conseguía encandilar al público, aunque en muchas ocasiones fuese con sensiblería hollywoodiense.
En el plano actoral, todo el mundo está correcto. Correcto, pero nada más. Brad Pitt resulta muy interesante en las escenas donde aparece caracterizado como anciano (maquillaje y efectos por doquier, pero muy bien logrados), pero en cuanto lo vemos en modo guapo, su interpretación pierde todo el interés. Resulta curioso que esté recibiendo tantos reconocimientos (en forma de nominaciones) cuando en sus anteriores colaboraciones con Fincher estaba bastante mejor. El caso de Cate Blanchett es parecido, siempre sale muy bella, muy bien caracterizada y, aunque su personaje es algo más interesante que el protagonista, tampoco consigue llegar al corazón del espectador. Taraji P. Henson quizás sea la más acertada de todo el plantel, aunque el reflejo que se hace de la sociedad negra de la época y el lugar en la cinta no sea muy realista, y también aparece Julia Ormond, en un personaje que podrían haber eliminado directamente del montaje ya que cada escena donde sale leyendo el diario es una pérdida de ritmo enorme, pero realizando su trabajo con eficacia.



Técnicamente, El curioso caso de Benjamin Button es una delicia. Los efectos especiales están usados en beneficio de la historia y, visualmente, el conjunto es muy potente, sobre todo en la parte de Button anciano. La banda sonora de Alexandre Desplat conjuga perfectamente con las imágenes y la fotografía de Claudio Miranda resulta acertada. En un plano estrictamente técnico, la cinta está muy conseguida, pero no es suficiente para que la historia de amor, que es lo que es al fin y al cabo, termine llegando al espectador, al menos al que no quiere una historia sencilla.
Cuando Benjamin está rejuveneciendo, aunque creciendo en edad, es cuando la historia se vuelve de nuevo interesante, tras casi una hora con Pitt y Blanchett románticos cual Titanic, con preciosos paisajes y una cinematográfica relación. Porque otro inconveniente de la historia es su tremenda duración. Casi tres horas que se podrían haber reducido simplemente eliminando la parte del hospital, con Blanchett anciana y Ormond leyendo el diario.



En definitiva, un impecable envoltorio para una historia que, si bien original en su planteamiento, peca de excesiva normalidad en su desarrollo, con un personaje protagonista poco atrayente y una historia de amor bastante corriente si eliminamos el factor de la vida al revés de Button. Por supuesto, habrá quien la considere una joya, pero a un servidor no le ha terminado de convencer.

Nota: 6.

24 enero, 2009

Milk

Años 70. Los homesexuales son perseguidos y marginados por toda norteamerica. Pero algo comienza a cambiar cuando Harvey Milk accede al puesto de supervisor (concejal) en la ciudad de San Francisco, convirtiéndose en la primera persona abiertamente gay en ocupar un cargo público en la política usamericana.

Gus Van Sant deja atrás su cine experimental o menos enfocado a gustar a todo el mundo y nos presenta un biopic notable, con unas excelentes interpretaciones, alejado de lo que una biografía fílmica suele ser en Hollywood, mezclando imágenes de archivo con las de producción propia y todo bien asentado en un trabajado guión. Van Sant se aleja de sus propuestas más arriesgadas, como pueden ser Elephant o Last Days, y regresa al tono que tan buenos resultados le dio con El indomable Will Hunting, salvando las distancias, evidentemente. El director mezcla de manera notable el drama político (excelentes escenas de debate) y las imagenes documentales, pero sobre todo, se basa en las interpretaciones de sus actores.
Sean Penn vuelve a demostrar que es uno de los mejores intérpretes que trabajan hoy en día, logrando dar a su personaje toda la dignidad y fuerza que requiere. Junto a él podemos ver a un excelente James Franco, en su mejor interpretación hasta la fecha. La química entre ambos actores (que interpretan a una pareja) es tan natural y está tan bien llevada que nos creemos en todo momento su relación y cada vez que comparten plano uno puede pensar que hay verdadero amor, especialmente por sus miradas. Josh Brolin también consigue una buena actuación, a pesar de que su personaje quede bastante desaprovechado. Pero cuando sale en pantalla cumple correctamente, con un personaje, Dan White, que es todo lo contrario a Milk tanto en creencias como en estilo de vida.



Otro punto fuerte de Milk es su capacidad para mostrarnos la moral norteamericana. Esa donde sólo los más cristianos, castos y patriotas pueden aspirar a algo en la vida. Por supuesto, el contexto histórico de la cinta ayuda a que esa contraposición entre los ideales y pensamientos del protagonista choquen con los predominantes en los USA. Las escenas de debates o de mítines consiguen muy bien su objetivo, logrando que el espectador se llegue a emocionar. Todo eso, junto con el enorme logro de no caer en el morbo fácil y rodar todas las escenas íntimas con mano firme, hacen de Milk una interesante propuesta cinematográfica.
Pero la cinta no es perfecta, especialmente por unos primeros minutos lentos y algo descafeinados y, sobre todo, por la horrorosa actuación de Diego Luna. Aunque su personaje es el que peor parado sale en lo que a guión se refiere, una loca celosa y algo paranoica, Luna tampoco pone mucho de su parte y termina resultando algo ridículo, lo que es una pena teniendo en cuenta algunas de sus actuaciones anteriores.



En definitiva, una película notable, con muy buenos momentos (ojo a la escena cumbre del film, con una dolorosa cámara lenta) y unas interpretaciones muy buenas. Si a eso se le suma el retrato que se hace de la homosexualidad, mucho mas acertado que el de Brokebak Mountain por ejemplo, y las secuencias entre Penn y Franco, tenemos una muy interesante película.

Nota: 7.

22 enero, 2009

3 días

Los medios de comunicación de todo el mundo se hacen eco de la noticia. Un gigantesco meteorito se dirige a la Tierra irremediablemente y cuando llegué, en tres días, todo rastro de vida humana será borrado de la faz del planeta. Para Ale, vecino del pequeño pueblo de Laguna, esto no supone ningún problema ante su deprimente vida hasta que aparece en escena Lucio, que dice ser amigo de su difunto hermano y que esconde un peligroso secreto.

Esta crítica puede contener SPOILERS.
Con muchísi
mo retraso respecto al estreno en cines, he podido disfrutar de esta producción española, que me ha sorprendido gratamente. El debut en la dirección de largometrajes de F. Javier Gutiérrez no se podía saldar de una manera más efectiva y espectacular. Criado en el mundo del corto, Gutiérrez decidió rodar una historia que el vería como espectador y da un verdadero soplo de aire fresco en la cascadísima "industria" del cine español. Lo cual no significa que 3 días sea una obra maestra, porque tiene algunos fallos gordos, pero el simple hecho de intentar hacer algo diferente y de realizar una última hora de película que no deja respirar al espectador, hacen que vuelva a tener fe en la nueva generación de directores patrios, que están llamados a salvar el cine nacional. Los principales fallos que comete Gutiérrez en la cinta están relacionados con el guión, especialmente con el personaje de la madre (la excesiva teatralidad con que está interpretada y su extraño final) y la primera media hora, pero sobre su dirección sólo cabe el aplauso. Con una casi perfecta planificación y un excelente ritmo narrativo el director cordobés nos da un verdadero espectáculo, consiguiendo una película totalmente íntima, al dejar de lado la catástrofe que se avecina y saber centrarse en los personajes.
Porque si en el guión encontramos algunos errores, en la dirección de actores y en la composición de casi todos los personajes no hay ninguno. Ale, interpretado muy correctamente por Víctor Clavijo, es un hombre deprimido, sin preocupaciones por eso del fin del mundo, hasta que debe proteger a sus sobrinos. Unos sobrinos bien dibujados y no demasiado cargantes para ser niños, que suelen ensuciar este tipo de historia. Mención especial para el chavalín Juan Galván por su enorme naturalidad. Pero el verdadero punto neurálgico de la historia es la lucha entre Ale y Luciano, interpretado convincentemente por Eduard Fernández. Ambos comparten secuencias muy buenas donde pueden sacar lo mejor de sus personajes, uno decidido a proteger a su familia, el otro, un psicópata meticuloso y paciente.



Tecnicamente, 3 días es una gozada. Desde El laberinto del fauno no veía una cinta tan bien rodada como esta en España. Con una fotografía muy trabajada y brillante, obra de Miguel A. Mora y una excelente labor de producción que nos traslada a una época inconclusa llena de Renaults 4 latas y televesores Telefunken cascados, el equipo cae en el acierto de no definir claramente el lugar de la acción, lo que la dota de más naturalidad (y le da punto de cara el marecado extranjero). Si bien, como ya he mencionado, la primera media hora de película es un poco confusa, con escenas no muy bien cerradas y con un par de agujeros en el guión, la escena que abre la cinta, la del satélite golpeado por restos del meteorito (muy espectacular), puede hacer pensar que estamos ante una película "americanizada" pero, rápidamente, se gira hacia un mayor intismismo, hacia unos personajes que buscan pasar esos últimos días como mejor puedan.
Las escenas de efectos especiales están muy bien logradas y son vistas desde una perspectiva anti Hollywood, donde lo fácil es mostrar ciudades con grandes monumentos destruyéndose. Aquí es un yermo paraje el protagonista, el último escenario que vemos antes de la destrucción total.



En definitiva, 3 días será en poco tiempo una cinta de culto, sino lo es ya. Es una verdadera lástima que no se le diese la promoción adecuada, porque podría haber reventado taquillas, ya que tiene la suficiente calidad y ritmo como para eso. Cuando los usamericanos hagan el remake (que llegará tarde o temprano), seguro que triunfa. sin llegarle a la suela de los zapatos. Y es que, coincidiendo plenamente con José Luis Garci, ya es hora de que los jóvenes ocupen la silla de director y traigan algo nuevo. Ya es hora de dejar paso a la nueva generación. Eso y gastarse un poquito en publicidad, que esto es arte si, pero si un productor no amortiza no vuelve a invertir.

Nota: 7.

16 enero, 2009

Revolver

Jake Green sale de prisión tras siete años, cuando escogió no decir cual era el nombre de su jefe y tragarse la condena. Pero la buena intención del señor Green parece no importarle a su antiguo amo, que prefiere eliminarlo. Comienza el juego del engaño y la traición, donde hay cada vez más actores implicados.

Segunda película estrenada en cines de Guy Ritchie en este 2009, tras la aceptable RocknRolla. Revolver, estrenada en los USA en el año 2005 y convertida en una auténtica amenaza para cualquier distribuidor, es un despropósito como la copa de un pino. Una película que empieza de manera más o menos interesante y que hacia mitad de la historia se vuelve pretenciosa, absurda, inutilmente "inteligente" y llena de escenas interminables. Ritchie intenta con esta película convertirse en un autor serio, que juega con la capacidad de atención del espectador, intenta dejar de lado su parte gamberra y cachonda con la que se dio a conocer. Y no lo consigue. Cada minuto se hace más largo, cada diálogo más cansino y cada personaje más aburrido que el anterior. Y es una pena, porque la película empieza de manera que parece interesante, pero a medida que avanza la trama todo es mas enrevesado y tiene menos sentido.
Luego estan los actores. Jason Statham, sin ser un genio, consigue una interpretación digna, sólo por el esfuerzo que hace y por aguantar la ridícula escena del ascensor. Statham es un tío que conoce sus limitaciones, o debería conocerlas, y por eso no cae en el espanto absoluto. Sin duda, lo más pasable del film. Por otro lado esta Ray Liotta, que al principio solo gesticula un poco más de la cuenta pero que después se convierte en un autentico teleñeco. SI además le sumas cada escena que sale con albornoz abierto, su personaje es el malo más malo visto en mucho tiempo, una autentica lástima. También están por ahí André Benjamin, normalito, y Mark Strong, con cara de palo pero decente. El resto, ni los recuerdo.



Técnicamente, Revolver es un despelote, que diría Joaquín. Simplemente, el montaje es de broma. Lanzar las cintas al aire y montarlas segúna caigan no vale. Eso si, las escenas de acción, como siempre, muy notables. En eso Ritchie no falla en absoluto, nunca lo ha hecho. Con muy poco material entre las manos, el director británico consigue un par de escenas de acción muy bien pensadas y montadas (lo único bien montado), especialmente la escena del restaurante. La banda sonora, también pretendidamente seria, cuaja bien con las escenas, pero esa pretensión de seriedad y gapastismo la hacen aburrida. Si a todo le sumas la escena de los dibujos animados, más feos imposibles, y la del accidente de coche, que también sirve para reflexionar sobre la psicología del ser humano en su variante delictiva y dar aún más de pedantería gratuita, tenemos la peor película de Ritchie hasta el momento (teniendo en cuanta que no he visto Barridos por la marea, ni lo haré).
Otro punto positivo de la cinta es la fotografía. Sin ser perfecta, destaca entre el montón de mediocridad. Por suerte, y sin que sirva de precedente, el retraso de la cinta parece estar justificado. Nadie quería que viesemos este intento de Ritchie por ser intencionadamente serio y analista de la psique criminal. Quizás y, sólo quizás, Madonna sea la culpable de todo. Es mejor pensar que ella es la responsable del bajón del buenazo del británico. Por suerte, el divorcio llamó a su puerta y ambos son más felices. Y, como en toda separación, hay efectos colaterales. El más importante de ellos, que Ritchie está intentando volver a ser el de antes. Al menos, eso es positivo.



En definitiva, y a falta de una palabra mejor, un castañazo. Aburrida, sosa y pedante por momentos. Por supuesto, habrá a quien le guste, pero en esta ocasión me quedo en el bando de los detractores. Menos mal que Sherlock Holmes puede ser su resurgir definitivo porque si dependiera de Revolver ibamos apañados.

Nota: 3.

13 enero, 2009

RocknRolla

Londres. El magnate ruso Uri quiere comprar un terrenos en la ciudad para levantar su basto imperio inmobiliario y para agilizar los trámites y el papeleo no hay nada mejor que acuidar a Lenny Cole, un elegante mafiosillo de la Vieja Escuela. Lenny, además, tiene endeudados por dos millones de euros al "grupo salvaje", cantidad que deberán pagar en un mes para que la deuda quede olvidada. También deambulan por ahí rockeros, yonkis, atractivas contables, abogados gays, cangrejos y a, como no, un objeto codiciado por todos.

Tras convertirse en el esclavo sexual de Madonna durante unos años, rodar un bodrio de dimensiones cósmicas con su señora e intentar resucitar con Revolver (de inminente estreno en España, con unos añitos de retraso), Guy Ritchie ha vuelto a lo que mejor sabe hacer: contar historias de ladrones de tres al cuarto, con mucho humor, violencia y personajes carismáticos. El principal problema es que, aunque si bien todo el mundo, al menos sus fans más acerrimos, esperaban una nueva historia de criminales barrio bajeros, en esta ocasión el gamberro británico ha optado por ofrecer una historia de criminales más elegantes, más distinguidos, donde no están ni caben Vinnie Jones o Jason Statham, ni hay gitanos con la Santa Cena tatuada en la espalda. El principal problema es que los personajes se mueven esta vez por un mundo demasiado luminoso, sólo ensuciado por el "grupo salvaje" que lideran Gerald Butler e Idris Elba. Lo bueno, es que Ritchie sigue teniendo la capacidad de ofrecer excelentes escenas de acción, con un montaje muy rápido y con buena factura visual.
Junto a los mencionados Butler y Elba, correctos en sus papeles, tenemos a Tom Wilkinson, Thandie Newton y Karel Roden como principales intérpretes de la cinta, todos bien puestos en su sitio y ajustado a sus personajes, menos carismáticos que en anteriores cintas de Ritchie. También están por ahí Tobby Kebbel y Mark Strong, en unos personajes importantes para la trama, con algunas escenas notables y el toque especial de la voz en off del propio Strong. Por supuesto, todos con sus acentos británicos bien marcados, que para eso esto es una "Ritchiada".



Técnicamente, RocknRolla es una interesante muestra del renacer visual de su director, con un buen uso del montaje acelerado y rápido, de múltiples encuadres narrativos, notable banda sonora y varias secuencias que suceden de manera simultánea muy bien contadas. Destacar especialmente la de los matones rusos, otra constante en el cine del inglés, con su incansable presencia y pesadilla del bueno de Butler. Aunque no alcanza la brillantez de sus anteriores films como director, por la ya mencionada historia sobre ladrones de más nivel, la imagen sigue jugando un factor fundamental en el cine de Ritchie, que sigue moviendo la cámara con la misma fuerza de Lock & Stock.
Aunque no alcance los niveles de surrealismo y cachondeo que tuvieron sus dos primeras películas (sobre todo Snatch, un descojone tremendo, su mejor film sin duda), quizás por culpa del productor Joel Silver, lo cierto es que se nota la intención de Guy Ritchie de salir del pozo en el que se había metido hace unos años, de una manera u otro, por culpa de su matrimonio con Madonna. Sin ser perfecta, ni siquiera notable, RocknRolla sirve para dar un poco de luz a un filmografía que empezó con matrícula de honor y se convirtió en pura mediocridad. Sirve para que los amantes del cineasta británico sepamos que aún está vivo.



En definitiva, un buen intento por parte del director por salir del bache, aunque al final la sensación no sea la misma que con sus mejores trabajos. Pero si sigue así, puede que el Sherlock Holmes que el inglés está rodando estos días se convierta en una agradable sorpresa. De momento, RocknRolla sirve para echarse una risas con los colegas mientras nos tomamos una cerveza bien fría.

Nota: 6.