28 diciembre, 2008

My blueberry nights

Elizabeth acaba de descubrir que su novio está con otra chica y se refugia en una cafetería de Nueva York donde conoce a Jeremy, con el que entabla una estrecha relación en poco tiempo. Tras una noche de borrachera, Lizzie se queda dormida en la barra del bar y Jeremy aprovecha para besarla, sin saber que pasará casi un año hasta que vuelva a verla otra vez.

Estrenada en el Festival de Cannes del año pasado, la cinta supone el debut en tierras norteamericanas del cineasta chino Wong Kar-Wai, responsable de films tan recordados y admirados como In the mood for love o 2046. Como ya hiciera en sus trabajos asiáticos, Kar-Wai se rodea de un excelente grupo de actores, de una maravillosa fotografía y de una banda sonora sublime, que convierten a My blueberry nights en una cinta visualmente hermosa, algo floja en lo que se refiere a la historia, aunque sin resultar en absoluto una decepción. El director sabe crear la atmósfera perfecta para una sencilla historia romántica, muy colorida en sus escenas y con una interesante predilección por los bares como centros neurálgicos de la acción. Kar-Wai recorre en los 90 minutos de duración varios escenarios, desde Nueva York hasta Las Vegas, con una imagen muy cuidada y un personaje principal confiado y amable que no hace mal a nadie.
Personaje interpretado por la cantante Norah Jones, que realiza su primer trabajo como actriz con una envidiable naturalidad, bien acompañada por Rachel Weisz y por un sosete Jude Law, quizás el más flojo de los actores principales. Pero son David Strathairn y Natalie Portman los que mejor están en pantalla, con unos personajes que, aunque poco desarrollados, consiguen caer bien y atraernos con sus breves historias.



Y es que el último film del director chino es toda una delicia visual, que deja algo de lado el guión y que desarrolla la historia como va viniendo, sin prisas, con silencios y calma, hasta el final que todo el mundo quiere. Quizás sea la cinta más complaciente del director en ese sentido, ya que a pesar de la distancia, Jeremy y Lizzie están destinados a reencontrarse y Kar-Wai lo deja estar, sin dar rodeos o castigar a sus personajes con ninguna tragedia. Pero si algo destaca de My blueberry nights es el excelente uso de la música como elemento narrativo, de una colorida fotografía de Darius Khondji y del notable sentido estético tanto del montador como de la propia elección de los planos.
Quizás el elemento más molesto sean las repetidísimas cámaras lentas o la obsesión de usar trenes como si fueran fundidos a negro (aficción por los trenes que ya se vio en todo su esplendor en 2046), pero el caso es que la propuesta del director es, cuanto menos, interesante y significa un pequeño desahogo de historias duras que tanto abundan en los últimos tiempos. Un buen trabajo para estrenarse en los USA, con un film fuera de sus fronteras habituales, que cambia su Hong Kong natural por Nueva York.



En definitiva, una sencilla y bonita historia, para relajarse y olvidarse de los problemas. Un poco azucarada por momentos, pero visualmente atractiva y con un electo de secundarios en plena forma.

Nota: 8.

24 diciembre, 2008

Gomorra

Un chico que lleva la compra a las vecinas de su madre. Dos jóvenes demasiado influenciados por el Scarface de Pacino. Un señor que entrega dinero de puerta en puerta. Un empresario que entierra las deudas de la gente. Un modisto con peligrosas amistades... todos ellos viven el día a día de la Camorra italiana.

Adaptación de la novela homónima de Roberto Saviano, Gomorra es un valiente acercamiento al mundo mafioso que con tanto glamour nos ha querido vender siempre Hollywood. Aquí, Matteo Garrone, su director, se deja de preciosismos para contarnos una historia simple y de un realismo sobrecogedor, usando la cámara al hombro, un montaje sencillo y a un grupo de actores bastante convincente. Garrone rueda con estudiada sencillez todos y cada uno de sus planos, consiguiendo retratar de manera eficaz y efectiva el mundo mafioso que pretende mostrar. Aquí no hay estrellas interpretando a gangster atractivos a nivel de personaje, aquí hay actores mostrando la dura vida en las calles italianas.
Y es que la cinta se asienta en las interpretaciones de todos sus actores aunque cae en el error de tener demasiados personajes principales y no centrarse especialmente en ninguno, quizás por su estilo documental, que evita que el espectador llegue a sentir una verdadera atracción hacia los personajes, sólo hacia los hechos y la historia.



Gomorra está rodada con una sencillez apabullante y resulta muy interesante ver un film sobre mafiosos sin ningún tipo de artificio cinematográfico, seguramente ayudado por la novela original, que no he leido, pero que aseguran ahonda en datos y cifras escalofriantes, semejantes a los que la cinta ofrece al final. Con el ya mencionado uso de la cámara al hombro y de un montaje simple que ayuda a seguir las diferentes historias, cabe destacar la casi ausencia de banda sonora, exceptuando momentos puntuales, donde la música sale de los coches o de los equipos de música, algo similar a lo que ocurría en la obra maestra televisiva The wire. Y es que, salvando las distancias, ambas obras se asemejan en su modo de contar la vida en la calle, aunque Gomorra sólo presta atención a las actividades mafiosas.
La cinta es todo un mazazo a la Italia "moderna y cosmopolita" de Berlusconi, demostrando que la Camorra es una de las mayores empresas del país, que genera millones y millones de euros al año y, como aseguran en los datos finales, provoca un asesinato cada tres días. Quizás el mayor problema de la cinta, junto con el ya mencionado anteriormente, sea el basarse en una novela de tanto éxito que, indudablemente, abarcará mucho más en situaciones y en datos exactos que el film. A su favor cuenta con la fuerza de la imagen, que es lo que seguramente convierta a la cinta en un buen complemento del libro.




En definitiva, un ejemplo de humildad cinematográfica, un éxito del cine italiano capaz de desmitificar al capo hollywodiense, cuyo mayor pecado es basarse en un libro precedido de múltiples comentarios y famoso por la amenaza de muerte sobre su autor, Roberto Saviano.

Nota: 7.

16 diciembre, 2008

JCVD

Jean-Claude Van Damme está pasando por unos momentos difíciles tanto en su vida privada como pública. Su decadencia como estrella del cine de acción es cada vez más evidente, hasta el punto de perder papeles en películas directas a video que termina protagonizando Steven Seagal. Se enfrenta a la demanda por la custodia de su hija y todas sus tarjetas de crédito están canceladas. Cuando Jean-Claude vuelve a su Bélgica natal acude a una Oficina Postal para retirar el poco efectivo que le queda y pagar a sus abogados. Pero lo que nadie espera es que "Los músculos de Bruselas" se vean envueltos en una situación de robo y secuestro. Por desgracia para Jean-Claude, esto es la vida real.

Segunda incursión cinematográfica del hasta ahora desconocido Mabrouk El Mechri. Pero, ante todo, es la recuperación de Jean-Claude Van Damme como "estrella" de cine. Y es que esta película juega con muchísimos lenguajes narrativos, visuales y metafísicos, convirtiéndola en la más interesante de las cintas protagonizadas por el astro belga. El Mechri se atreve con una película inusual, totalmente distinta a lo que se puede esperar del amigo Juan Claudio (dicho con todo el cariño, de un fan de toda la vida), una más que interesante y pensada apuesta fílmica para mostrar a los espectadores el lado más humano del actor más elástico de la historia del cine. El director se atreve a jugar con los diferentes géneros cinematográficos y con todos sus lenguajes, con montajes en paralelo, repitiendo escenas desde diferentes puntos de vista y, lo más importante, dando todo el peso de la trama a un Jean-Claude Van Damme entregadísimo, viejuno, harto de la fama y de sus perrerías.
Y es que, al igual que otro gran mito apellidado Stallone, Van Damme tenía que demostrar sus dotes actorales. El que fuera protagonista de míticas películas de acción sin pretensiones como Blanco Humano o Soldado Universal. Van Damme siempre se caracterizó por enfatizar la parte humana de sus personajes (como él mismo recuerda en el juicio), frente a los más rudos del propio Sly, Seagal o Norris. Pero nunca había tenido la oportunidad de mostrar su capacidad como actor. Y, al igual que hico Stallone en Cop Land o Rocky Balboa, Jean Claude sabe mostrar sentimientos. No va a ganar premios por ello, pero demuestra que sabe llorar, que sabe hacer lo que un director le pida. Muchos seguirán sin comprender su talento como actor de cine de acción, pero ahora al menos podrán ver el duro monólogo de Van Damme en esta cinta para darse cuenta de que también es un actor, una persona. El resto de actores estan correctos en sus papeles, pero en esta cinta sólo cabe una estrella.



Técnicamente, JCVD utiliza una saturada fotografía de Pierre-Yves Bastard, con un exceso de iluminación que recuerda por momentos a Kill Bill o Casino. El uso de la cámara documental, la correcta elección de la banda sonora, la casi ausencia de verdadera acción... todo forma parte del plan de El Mechri para ofrecer un film que apuesta por entretener al espectador mostrando un hecho que podría ocurrir de verdad. Que nadie vaya al cine esperando ver un producto lleno de acción como los que protagoniza el belga, porque sólo disfrutará con la excelente secuencia inicial. Lo mejor es ir preparado para entrar en el juego que propone El Mechri y disfrutar del show.
Porque aquí no se deja nada al azar y Van Damme o, mejor dicho, el guión, muestran divertidos momentos como el da la patada al cigarrillo, la discusión de unos dependientes de videoclub sobre la proliferación de los musulmanes como enemigos a batir en el cine USA, la admiración incondicional de los fans o la discusión sobre como Jean-Claude llevo a John Woo a Hollywood y éste se olvidó de él.
Por su puesto, JCVD no es una película perfecta, pero desde mi posición de fan del actor, no puedo dejar de apreciar los aciertos de la cinta y olvidarme un poco de sus defectos, donde destaca, precisamente, el juego metafísico que propone el film. Porque si, como espectador, no entramos en la dinámica de la historia, nos vamos a aburrir bastante.



En definitiva, y aunque parezca mentira, una de las muestras cinematográficas más interesantes de la cartelera de este año, con Van Damme dando lo mejor de si mismo. Un reflejo mordaz y meticuloso de las desgracias de un actor especialista en pegar mamporros y patadas voladoras. Porque en JCVD, no estamos viendo una película, estamos viendo la vida fuera del set de rodaje, estamos acompañando a Van Damme en sus momentos más difíciles.

Nota: 7,5.


04 diciembre, 2008

The fall. El sueño de Alexandria

La niña Alexandria esta ingresada en un hospital de Los Ángeles con un brazo roto. Allí conoce al joven Roy, especialista de cine gravemente lesionado y con una fuerte depresión, con el que establecerá una relación amistosa gracias a las fantásticas historias que le cuenta a la niña. Así, ficción y realidad se mezclan creando la mayor aventura que nunca pudieron imaginar.

Estrenada en España dos años después de hacerlo en los USA, llega The fall, segunda película del director indio Tarsem Singh, cuyo debut en el largo fue la despreciable La celda. Aunque si algo tuvo aquella primera película digno de salvarse de la quema, fue su imaginativo poderío visual. Y en esta ocasión el director explorá al máximo su capacidad como artista de la imagen, con unas secuencias llenas de colores y fuerza, con la suerte de que en esta ocasión nos cuenta una historia algo más interesante. El perfecto uso de los colores y de los paisajes, hacen de esta película una verdadera obra de arte en el sentido visual, muy bien acompañada por unos actores desconocidos y por una historia algo triste pero muy efectiva.
La química entre los actores principales, la niña Catinca Untaru y el joven Lee Pace, es otro de los puntos fuertes de la función, ya que la historia se basa en su relación amistosa y en sus progresos. Interpretan, además, a los protagonistas de la historia que Roy cuenta a Alexandria, trasladando esa buena sensación a la parte imaginativa de la historia. Momentos como aquel en el que Roy se queda "dormido" y la niña le pide que despierte o cuando ella habla en rumano y él en ingles, con la consecuente falta de entendimiento, consiguen emocionar al espectador, sólo por su buen hacer en pantalla. El resto de actores, se ciñen perfectamente a sus papeles, tanto en el plano fantástico como en el "real".




Pero si algo sobresale especialmente en The fall es el ya mencionado apartado técnico. Con un impecable uso de la fotografía por parte de Colin Watkinson y una labor tanto en vestuario como en efectos especiales sobresaliente. Es como ver un colorido cuadro en movimiento. Desde la imagen de una duna recortada por el cielo o una enorme sábana blanca que se mancha de rojo sangre, es tal la fuerza de las imágenes que películas así no se suelen encontrar en los cines. Quizás el punto más flojo de la historia sea la banda sonora, que nunca llega a compaginar como debería con las imágenes. Eso y que, evidentemente, tiene momentos en los que el guión falla o en los que apenas pasa nada.
Pero con todo, se nota el esfuerzo de Tarsem por rodar una película poderosa visualmente y en esta ocasión intenta además ofrecernos una historia al menos atrayente, aunque al final tenga algunos puntos muertos. Sólo por eso es destacable su adelanto como director y más teniendo en cuenta que la cinta tardó en rodarse cuatro años y a lo largo de más de 18 países.



En definitiva, una agradable sorpresa en la aburridísima cartelera de este año 2008, que va camino de convertirse, sino lo es ya, en el más soso y feo de toda la década. Menos mal que aún tenemos bellezas visuales como esta para alegrarnos los sentidos, a pesar de los pequeños fallos comentados y de que haya llegado a nuestro país con dos añitos de retraso. Pero eso, a estas alturas, a nadie debería sorprender.

Nota: 7.

06 octubre, 2008

Tropic Thunder

Un grupo de actores se encuentran en pleno rodaje de Tropic Thunder, adaptación de un best-seller literario que narra las terribles experiencias vividas por un grupo de soldados durante la guerra de Vietnam. El director, acostumbrado al teatro e incapaz de manejar a la estrella del cine de acción, al cómico pedorro y al actor de método decide meterlos en plena selva, donde serán atacados realmente por un grupo armado.

Ben Stiller vuelve a la dirección y lo hace con su película más redonda o, al menos, la que más éxito está teniendo en todos los niveles. Con un divertido guión escrito a pachas por él mismo, Justin Theroux y Ethan Coen, Stiller consigue reirse de toda la maquinaria hollywoodiense, aunque para ello se sirva de una gran superproducción, lo cual no deja de ser bastante irónico. Pero dejando a un lado ese temas lo cierto es que Stiller hace una buena comedia, muy burra, donde no deja títere con cabeza. Se mofa de todo, desde la super estrella de acción que quiere demostrar sus dotes interpretativas, pasando por el actor de método que se mete tanto en sus papeles que llega a creerse ellos y, por supuesto, el productor de la película, un magnífico personaje interpretado por un genial Tom Cruise.
Y es que algo que llama la atención es la cantidad de estrellas que salen en el film (nueva ironía). Con el trio Stiller, Black y Downey Jr. como notables protagonistas, también hacen acto de presencia Matthew McConaughey, Nick Nolte o el ya citado Tom Cruise, que resulta por primera vez en mucho tiempo cómico en pantalla y está realmente acertado en su personaje.



La película se abre con una impresionante secuencia que deja muy claro por donde van a ir los tiros. Se van a reir de Hollywood, al estilo Hollywood. Antes del inicio del film aparecen unos trailers falsos que son casi tan buenos como la película, en una nueva muestra de sátira burra que tanto le gusta hacer a Stiller. A nivel técnico la cinta esta muy conseguida, y en algunos momentos se centra tanto en la acción que nos olvidamos de que es una comedia, aunque para eso siempre meten una par de coñitas que nos lo recuerde.
La banda sonora es todo un acierto, con una luminosa fotografía y mas de una broma a costa de las grande películas que retrataron la guerra de Vietnam, desde Platoon a Apocalypse now. Y, aunque al final todos los espectadores sepan como va a terminar la cosa, no deja de ser interesante que alguien se arriesgue, aunque sea un poco, a rodar este tipo de películas, en la que algunos sólo verán comedia chorra y otros verán una divertida muestra de mala leche made in Hollywood.



En definitiva, una cinta entretenida y con guasa, bruta por momentos, que no debería ofender a nadie (salvo a los americanos, que se ofenden con todo) y capaz de hacernos pasar un buen rato en el cine.

Nota: 7.

04 septiembre, 2008

Hellboy II: el ejército dorado

El principe Nuada quiere el control del ejércio dorado para adueñarse del mundo mágico y de los humanos, rompiendo así una antigua tregua entre ambos mundos. La Agencia de Investigación Paranormal será la encargada de pararle los pies, con Hellboy, un diablo convertido en defensor de los hombres, como principal baza.

A Guillermo del Toro le han dado libertad absoluta. Y se nota mucho. El indiscutible éxito de El laberinto del fauno ha dado al director mexicano la oportunidad de mostrar toda su imaginería visual como nunca antes lo había hecho. Eso y, por supuesto, un presupuesto bastante amplio, consiguen que la fuerza visual de Hellboy II sea impresionante. Del Toro, con la ayuda de Mike Mignola, creador del cómic, ofrece al espectador todo aquello que no pudo ofrecer en la primera entrega del diablo rojo y, aunque en esta ocasión la acción tiene más importancia que el guión, el resultado es bastante aceptable. Como cinta de entretenimiento funciona a la perfección, sobre todo gracias a la increible labor y al empeño de todos los participantes de la película. Del Toro deja esta vez más lugar al espectáculo, aunque también consigue bueno momentos emotivos donde nos damos cuenta de quienes son los verdaderos monstruos.
Pero Hellboy no sería lo mismo sin la interpretación de Ron Perlman. El actor consigue deslumbrar otra vez bajo el maquillaje y nos da un personaje carismático y muy atrayente para el público, demostrando que es la elección perfecta y el único capaz de hacer este papel. Junto a Perlman tenemos a Doug Jones como Abe Sapiens, actor al que parece que nunca veremos en carne y hueso, Selma Blair en una actuación correcta y la excelente interpretación vocal de Seth MacFarlane como el nuevo fichaje, Johan Krauss. El único pero se encuentra en el malo de la función, un monstruito pálido y saltarín que no consigue convencer como enemigo de la función.



Técnicamente, Hellboy II es una gozada. Aunque cuando el ejército dorado hace su aparición en escena los efectos digitales se adueñan de la pantalla, antes hemos podido disfrutar de verdadera artesanía en la creación de decenas de monstruos, obra de un equipo de maquillaje en estado de gracia. Sólo al final a Del Toro se la va la mano con el ordenador y cuando lo usa anteriormente lo hace por necesidad, como en la escena del elemental, entretenida y muy bien rodada. La fotografía de Guillermo Navarro es competente como siempre y nos da la mezcla perfecta entre tonos claros y oscuros. Lastima que la banda sonora, sin ser mala, sea repetitiva y usada en exceso.
El punto fuerte de la función es el paseo por el mercado troll. En esa secuencia podemos apreciar con todo detalle la imaginación del director mexicano y la brutal labor de puesta en escena que tiene la cinta.



En definitva, una película de palomitas muy digna, superior a la media en cuanto a calidad se refiere, que no trata al espectador como un tonto y que ofrece entretenimiento y diversión a partes iguales. Puro cine de verano.

Nota: 7.

14 agosto, 2008

El caballero oscuro

Batman sigue con su lucha implacable contra el crimen en Gotham. Junto con la abogada Rachel Dawes y el nuevo fiscal del distrito Harvey Dent, la mafia tiene los días contados. Hasta que aparece un nuevo criminal dispuesto a causar la anarquía y el caos por mero placer, el Joker, que con su falta de principios y sus extravagantes métodos causará el pánico haya por donde pase (SPOILERS leves).

Número uno en la taquilla americana cuatro sema
nas seguidas, críticas entusiastas de la mayoría de los especialistas en cine, el apoyo de la gran parte de la comunidad de Internet, un mes de retraso en España respecto al estreno en USA, la muerte de Heath Ledger, los problemas de Bale con la justicia inglesa y mil una chorradas han merecido la pena. La nueva aventura cinematográfica del señor de la noche llegaba precedida del aplauso casi unánime de todo aquel que la habia visto y las expectativas eran altísimas. Y, sin que sirva de precedente en Hollywood, la cosa cumple y más. Con un inicio espectacular (que algunos blasfemos han comparado con la magistral secuencia del robo en Heat,cinta con la guarda más de un parecido), El caballero oscuro nos devuelve al momento donde dejamos a Bruce Wayne en la anterior entrega. Un tal Joker se está dando a conocer y Batman sigue con su cruzada. El director Christopher Nolan es lo suficientemente listo como para darnos lo que queremos, bien mezclado con momentos inteligentes y con secuencias de acción brutales. En el momento que Batman cae sobre un coche en marcha sabemos que la cosa va a merecer la pena. Junto con su hermano y el guinista David S. Goyer (capaz de esto y también del pestiño Blade Trinity) Nolan nos ofrece la visión más humanista y realista que hayamos visto de cualquier superhéroe. Dilemas morales y sentimientos enfrentados ocupan buena parte del guión y se puede decir que las escenas dramáticas son incluso superiores a las de acción.
Y eso lo consigue Nolan con el mejor cast visto en mucho tiempo. Muchos han comparado esta cinta con Heat o Infiltrados y, aunque a mi me parezcan algo mejores, no se equivocan. Uno de sus grandes parecidos es el estupendo estado de forma de los actores. Bale como Batman está muy bien. Gary Oldman como el Teniente Gordon, aún mejor. Michael Caine y Morgan Freeman, hacen lo que quieren. Pero si alguien se lleva el premio gordo son Heath Ledger y Aaron Eckhart. Es cierto que Ledge
r hace una interpretación memorable, que roza la perfección en muchos momentos. Su Joker no tiene nada que envidiar al de Jack Nicholson, aunque las comparaciones son imposibles, por el diferente enfoque dado por los actores. Ledger y Joker son una misma persona y en ningún momento (a no ser que se sea un morboso) vemos a Ledger actuar. Simplemente, es el Joker. Pero la labor de Eckhart como Dos Caras también es digna de elogio. Cuando es Harvey Dent está fenomenal y cuando sufre su trágica transformación (con un aspecto visual BRUTAL) está aún mejor.


Se ha hablado mucho del trasfondo moral de la historia y hay que reconocerle el mérito a Nolan, aunque también es cierto que Batman y, en especial, los cómics que sobre él hizo Frank Miller han ayudado mucho. Batman es un hombre corriente que se viste de justiciero para acabar con la corrupción, algo que siempre tenemos presente cuando se hiere de gravedad y cuando se le presentan ciertas dudas respecto a su trabajo. Si en Batman Begins el protagonista absoluto era Bruce Wayne, aquí el hombre murciélago adquiere el papel principal y Wayne se convierte en el secundario. La historia de amor con Rachel se torná esencial para entender la historia y damos gracias por que Katie Holmes tuviera cosas mejores que hacer. Es cierto que Maggie Gyllenhaal no es la actriz perfecta, pero es mucho más creible que la señora Cruise.
Técnicamente, El caballero oscuro es mejor que su predecesora en ciertos aspectos. La fotografía vuelve a ser magistral y la casi ausencia de efectos digitales una bendición. La persecución por las calles de Gotham es antológica, con muy poca música y una planificación perfecta. Si lo más criticado de Batman begins fueron las peleas, de las cuales no se veía casi nada, posiblemente por la inexperiencia de Nolan con las mismas, aquí distinguimos muy bien lo que pasa y se solventa un problema arrastrado. Otro aspecto que podría haber sido negativo era el doblaje. Ante la imposibilidad que tengo de ver las películas en V.O. en mi ciudad, tengo que conformarme con las cintas dobladas y, al final, la cosa no ha salido tan mal. Sin duda alguna, la disfrutaré mil veces más en inglés, pero el doblaje no ha sido tan decepcionante como los trailers auguraban.
Los únicos peros que se le pueden poner a la cinta son algunas sobradas de este tipo de producciones, como la reconstrucción de una huella dactilar de una bala destrozada o la posibilidad de que todos los móviles de Gotham sean un escaner gigante.



En definitiva, El caballero oscuro es lo que todos esperabamos. Es al cine de superhéroes lo que Heat al cine de acción. Cuando se hable de segundas partes buenas, a las míticas El padrino: Parte 2 y El imperio contraataca habrá que sumar esta memorable aventura del señor de la noche. Gracias Nolan por demostrar que las grandes producciones también pueden ser grandes películas.

Nota: 9.

09 agosto, 2008

Doomsday

Corre el año 2037 y un antiguo virus que provocó la cuarentena de toda Escocia vuelve a hacer acto de presencia en Londres. La ciudad, sumida en la pobreza, ve como sus habitantes comienza a morir rápidamente. El gobierno, tras descubrir supervivientes en la zona aislada, enviará a un grupo de soldados para encontrar una posible cura. Pero las cosas no son lo que parecen.

El anterior film de Neil Marshall, The descent, se convirtió tras su estreno en un film de culto dentro del género del terror. Su correcta dirección, su trabajada atmósfera, el plantel de chicas protagonistas y la capacidad para generar verdadero terror bien salpicado por buenos momentos sangrientos la posicionaron como una de las mejores muestra del género de los últimos años. Todo eso queda atrás con Doomsday. Con un guión que no hay por donde cogerlo, obra del propio Marshall, y un desarrollo de personajes tan plano como es inimaginable, lo único que queda es un rato de acción y visceras que prometían bastante más. El director inglés intenta, además, homenajear tantas películas y géneros (desde Mad Max a 28 días después, pasando por Braveheart...) que al final lo único que consigue es ofrecernos dos horas de secuencias de acción sin ton ni son, muy bien rodadas eso si, pero que no aportan nada nuevo al género ni a la película.
Sobre los actores poco se puede decir. Ninguno tiene un personaje especialmente carismático y ninguno parece esforzarse demasiado en la interpretación. Rhona Mitra se dedica a lucir palmito y machacar cabezas, Bob Hoskins parece que sólo pasabar por allí y Malcom McDowell...no ha vuelto a lucirse en una película desde La naranja mecánica.



Técnicamente, Doomsday tiene un descarado tono a serie B pero con el presupuesto de una gran superproducción. Si bien es cierto que la cinta no ofrece otra cosa que acción y sangre, cuando la ofrece lo hace en condiciones. Decapitaciones, amputaciones, disparos, churrascos, accidentes de tráfico...todas las muertes imaginables hacen su acto de presencia. El montaje nos permite ver con claridad las escenas de acción, aunque como ya dije anteriormente, no aportan nada nuevo al género. Con todo, la secuencia final en la carretera, clarísimo homenaje también, es muy divertida y entretenida tanto como las peleas a espada que, por la cara, nos cuelan en un repentino cambio de ambientación.
Es una pena que una película de estas características no haya dado más de si, porque el género de la ciencia ficción y el terror lleva estancado algunos añitos, especialmente el primero. Si Marshall hubiera optado más por el guión que por los homenajes variados, esta crítica sería muy diferente.



En definitiva, una cinta para ver sin ningún tipo de prejuicios, dejando a un lado el cerebro y la capacidad para pensar. Porque si uno lo piensa demasiado, Doomsday es un pufo. No un gran pufo, pero podía haber sido otra cosa.

Nota: 4.

19 julio, 2008

Los cronocrímenes

Héctor está instalándose en su nueva casa en medio del bosque cuando ve algo extraño a lo lejos. Nuestro protagonista se adentrará en una extraña trama cuando viaje accidentalmente al pasado. Asesinatos, hombres con la cara vendada, máquinas del tiempo y misteriosos acontecimientos marcarán el devenir de la vida de Héctor.

Primera película como director del cortometrajista y showman Nacho Vigalondo, que se dio a conocer en todo el país cuando su corto, 7:35 de la mañana, fue nominado a los Oscars. Que Vigalondo no es tipo que apueste por lo fácil es algo patente en todos sus trabajos, desde el mencionado corto hasta sus incursiones en el mundo chanante de Joaquín Reyes. Para su debut como director de largos apuesta por una historia muy arriesgada en nuestro cine y lo cierto es que la jugada le sale bastante bien. Nadie en su sano juicio rodaría un largo con trama similar al de este film para hacer su primera historia cinematográfica, pero Vigalondo apuesta fuerte y demuestra una valentía que pocas veces se ve en nuestro cine. Sin dejar de lado un humor negrísimo y cierto gusto por el autobombo (escribe, dirige e interpreta), Vigalondo consigue ofrecer una propuesta original y diferente en el cascado cine español. Lo hace de manera correcta, sin grandes presupuestos (más bien, con cuatro euros) y demostrando que cuando se quiere, se puede.
Pero Los cronocrímenes no sería lo mismo sin su protago
nista, Karra Elejalde. Es el actor perfecto para el papel, con su barriguita cervecera y su planta de tipo común. Sin casi esfuerzo, crea un personaje bastante notable, que cae bien al espectador y que gusta de principio a fin. También tenemos a Bárbara Goenaga, excelente en todos los sentidos, Candela Fernández o al propio Vigalondo, que termina saturando un poco con su presencia en pantalla, aunque no deja de ser una excentricidad del director.



Técnicamente, y teniendo el cuenta el irrisorio presupuesto, el film es de una calidad notable, con un buen uso del montaje y una fotografía nocturna de lo más resultona. Pero lo más llamativo es el guión, que aunque a muchos les pueda parecer lioso y pedante, no deja de ser un instrumento para hacer encajar todos los mecanismos de la historia.
Eso, y la presencia del hombre vendado, figura bastante inquietante por otra parte, son los grandes alicientes de esta película, que sin ser la gran esperanza del cine español, si que da muestras de originalidad y valentía por parte de sus responsables.



En definitiva, una película con cierto aire de culto, bien rodada y planteada, valiente y original, que lo tuvo muy difícil para conseguir estrenarse en salas y que, ahora que lo ha conseguido, tampoco va a recaudar millones pero conseguirá que él que la vea, ya sea por uno motivo u otro, se cuerde de Vigalondo hasta su siguiente proyecto.

Nota: 7.

15 junio, 2008

La niebla

En un pequeño pueblo de los EEUU tiene lugar una violenta tormenta que deja destrozos y a los vecinos preocupados ante los posibles cortes de suministros. David Drayton irá con su hijo y su vecino al supermercado del pueblo, quedando encerrados allí cuando una extraña niebla se apodera del lugar y los vecinos huyen aterrorizados ante lo que oculta.

Frank Darabont vuelve con lo que mejor sabe hacer, adaptar historias de Stephen King. Si ya lo hizo de manera sublime con Cadena perpetua y La milla verde, ahora se atreve con una historia de terror clásico escrita por el llamado genio del terror. Y lo hace con una película de terror clásica, sin trucos absurdos y con un estilo muy de serie B. Con un presupuesto de risa, Darabont consigue crear escenas de verdadera tensión donde, como suele ocurrir en estas historias, el verdadero enemigo es el ser humano. Darabont crea un fresco de la sociedad rural norteamericana donde unos pocos son inteligentes y unos muchos se dejan llevar por el fanatismo y la tensión. Darabont recupera el espíritu del mejor John Carpenter para contar una interesante historia de monstruos con un único escenario, muy pocos recursos y la buena mano que lo caracteriza.
El papel principal está interpretado por Thomas Jane, que cuando tiene un buen guión entre manos o un director como Dios manda, cumple con su función. Lo acompañan Laurie Holden, Toby Jones y la siempre eficaz Marcia Gay Harden, con un papel de loca religiosa que hace a la perfección. El único pero que se puede achacar a los personajes es el creciente fanatismo religioso que se va apoderando de algunos de ellos, lo que al final termina por resultar estresante, aunque Darabont sabe darle el final que todos desean protagonizado por el personaje que todos desean.




Técnicamente, La niebla es una película de muy bajo presupuesto comparada con las grandes superproducciones de hoy en día. Ningún productor daba un dolar por un final como el que Darabont había escrito. Pero este buen hombre, en lugar de hecharse atrás, decidió que su final era perfecto y que si tenía que rodar la película con cuatro perras, así sería. Y eso se nota, sobre todo en los efectos especiales. Pero ese toque de bajo presupuesto es uno de los puntos fuerte de esta cinta, que recupera el sabor clásico del cine de monstruos y situaciones extremas que tanto gusta.
Y es el final, el INCREIBLE final, lo que cualquier espectador recordará el resto de su vida. Puede gustar o no, pero es uno de los finales más impactantes e inquietantes que se ha visto en años. Escenas como la del monstruo que ataca por detrás del super, la de la farmacia o la de la cuerda, están rodadas con excelente pulso, pero es el final lo que Darabont trabaja con más gana, donde quiere que el espectador quede atónito.



En definitiva, una buena película de terror. Situaciones extremas con protagonistas cotidianos, gore, aroma a serie B y un final impactante, son motivos suficientes para contemplar como Darabont se convierte en el único director capaz de sacar todo lo bueno de Stephen King (incluso la explicación del por qué de la niebla, siendo una tontada, nos la creemos).

Nota: 7.

29 mayo, 2008

Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal

1957. El mundo está en plena guerra fría y los soviéticos buscan en suelo americano un arma que los convierta en los amos del mundo. Sólo Indiana Jones y un joven rebelde serán capaces de anticiparse a la jugada. Comunistas, viejos amigos, pasados romances e, incluso, inteligencias superiores, se dan la mano en el regreso a las pantallas del amado Dr. Jones.

Insensato. Insensato fui cuando dudé de la capacidad de entretener de Steven Spielberg. Y es que si el trío maravillas, Spielberg, Lucas y Ford, se reunía a la vez para parir una nueva aventura de Indiana, algo bueno tenía que salir. Esto no es una secuela cualquiera, es el regreso (y despedida, al menos aparente) de uno de los personajes clave de la historia del cine, y no digamos ya del género de aventuras. Spielberg nos sorprende con un principio divertidísimo y entretenido al máximo, donde lo único que podemos hacer es gozar ante el espectáculo. No es El arca perdida. No es La última cruzada. Pero la pondría por encima de El templo maldito (quizás, las más incomprendida). Y es que el señor Spielberg no es un cualquiera, sabe dar espectáculo cuando el público se lo pide y sabe dar emociones puras cuando la historia lo necesita. Aunque si algo malo tiene la nueva entrega de Indi es el guión de David Koepp. En muchas ocasiones se le va la cabeza con alguna fantasmada y es una lástima que nunca podamos disfrutar del libreto escrito por Frank Darabont (de cuya última película, hablaré en breve), considerado por los propios Spielberg y Ford, el mejor de la saga (lástima que Lucas no lo aceptase). Pese a eso, Spielberg sabe sacarle el máximo a un personaje que conoce a la perfección.
Harrison Ford demuestra estar en plena forma a sus 67 añazos. Sigue haciendo la gran mayoría de las escenas de acción y, por supuesto, el personaje le sigue quedando como anillo al dedo. Como malvada de la función tenemos a la pin-up medium Irina Spalko, una espectacular Cate Blanchett que está a la altura de las circunstancias. Para rematar la faena, aparece Karen Allen, la siempre mítica Marion Ravenwood, con la misma intensidad y química (con el espectador y con Ford) que en El arca perdida. El resto de actores, Shia LaBeouf, John Hurt o Ray Winstone, cumple a la perfección con su interpretación y el joven LaBeouf se presenta como un personaje con carisma y presencia.



Técnicamente, la nueva entrega de Indiana Jones, es bastante interesante. Interesante en el sentido de que no se han colado con los efectos digitales tanto como cabía esperar. Spielberg quería una producción que no desentonara con la trilogía original en el plano técnico y lo consigue en cierto punto, hasta el final de la cinta. Es entonces cuando se le va un poco la mano con los efectos, pero tampoco importa mucho, porque antes nos ha ofrecido momentos de buena artesanía. La banda sonora de John Williams sigue sonando exactamente igual que hace 19 años (cuando digo igual, es igual, no ha aportado nada nuevo el tío) y la fotografía de Kaminiski es en ocasiones buenísima y a ratos algo dejada.
Pero lo que más importa es pasarlo bien y para eso Spielberg y su equipo consiguen crear algunas secuencias muy trabajadas y divertidas. La persecución inial en el Almacen 51 es uno de los inicios más espectaculares vistos últimamemte y la secuencia en el Amazonas deja con la boca abierta y sin un momento de descanso. Además, Spielberg se permite crear un final muy espectacular, aunque algo soso, donde da rienda suelta a sus más conocidas aficciones. Como escuché a alguien decir, "Spielberg ha creado a los frikis y lo sabe. Con el final de esta película lo deja muy claro".



En definitiva, una entretenida y divertida película, todo lo que se puede esperar de Indiana Jones, con cierto toque nostálgico, que por momentos se convierte en modernez, con secuencias espectaculares y un sentido del cine de aventuras que dejó de existir hace muchos años. Si momias, piratas y demás fauna actual aprendiera la lección, el cine de aventuras viviría su mejor momento y no sólo la recaudación del primer fin de semana sería lo más importante.

Nota: 6.

21 abril, 2008

La noche es nuestra

Bobby dirige uno de los locales de moda en el Nueva York de 1988, El Caribe. El dueño del local es un entrañable ruso que tiene una familia no tan simpática. Su nieto está buscado por el cuerpo de policía de la ciudad por tráfico de drogas. Y en ese cuerpo de policía trabajan el hermano y el padre de Bobby. Así, en medio de todo el marrón, Bobby tendrá que escoger el camino a seguir.

Sin esperarlo, me encuentro con que La noche es nuestra es una de las películas más aceptables que he visto en los últimos meses. James Gray se ha sacado de la manga una historia como las de antes, con violencia a cascoporro, diálogos llenos de "fucks" y un estilo que homenajea al cine setentero más arriesgado. La forma en que inicia la película es todo un acierto, con una secuencia que nos deja muy claro por donde van a ir los tiros. Además, escribe un guión más que decente y nos regala uno de los personajes más carismáticos de los últimos años en este tipo de cine, el gran Bobby Green.
Pero, además de la sorpresa que supone la dirección y el guión de Gray, nos encontramos con la magnífica interpretación de Joaquin Phoenix, que se ajusta al personaje a su medida y se convierte en el mejor protagonista imaginable. Junto a él, el siempre grande Robert Duvall (cuando no hace chorradas con la productora de Jerry Bruckheimer), un descafeinado Mark Whalberg y una sosilla Eva Mendes.



Técnicamente, La noche es nuestra escoge un acertado estilo directo y sin concesiones, que nos quiere recordar claramente a las producciones que se hacían similares en los años 70. El uso de la banda sonora es muy acertado y la gran fotografía de Joaquín Baca-Asay nos regala secuencias bajo la lluvia muy buenas y una escena final donde el humo de un incendio se adueña de la pantalla con total claridad.
Además, Gray nos regala algunas escenas de acción muy bien rodadas y una persecución en coche de lo más original visto en bastante tiempo. Junto con el montaje y la clara intención de ser un homenaje setentero, La noche es nuestra es un acierto tras otro.
En su contra juega el ser una película totalmente anticomercial en estos días y querer revitalizar un género que dejó de asombrar hace algunos años (aunque todavía salgan joyas como Infiltrados, por poner un ejemplo).



En definitiva, una muy agaradable sorpresa que gustará bastante a los amantes del cine policiaco y a todos aquellos que busquen una interpretación sobresaliente del siempre cojonudo Joaquin Phoenix.

Nota: 8.

28 febrero, 2008

There will be blood

Daniel Plainview se define a sí mismo como un "hombre de familia" y un "hombre de petróleo". Sólo busca encontrar un lugar ideal para realizar sus escavaciones petrolíferas y embolsarse con ello la mayor cantidad de dinero posible. La avaricia, la religión, la ambición y su manera de entender el negocio y la vida harán que su fúturo sea más complicado de lo esperado en los inicios del negocio del petróleo a principios del siglo XX.

Con algo de retraso respecto a su fecha de estreno he visto esta película. Ya lo dije una vez, me negaba a ver la interpretación de Daniel Day-Lewis con ese espantoso doblaje que le han hecho al castella
no (con todo mi respeto hacia esos profesionales del doblaje). Y, desde luego, la espera a merecido la pena. Paul Thomas Anderson ha dirigido una película impresionante. Desde su estreno en España había podido leer miles de críticas diferentes y muchos habían salido decepcionados del cine. Quizás ese miedo inicial a que el film no me gustara ha beneficiado mi positiva opinión sobre la obra de Thomas Anderson.

Basada libremente en la novela Oil! de Upton Sinclair, la cinta nos cuenta una compleja historia de ambición, avaricia, deseo y religión contada de una manera excepcional por Anderson, que maneja la cámara como quiere y que es capaz de ofrecernos unos primeros 15 minutos antológicos, sin diálogo alguno. Bien cierto es que Anderson trata demasiados temas en la película y que quizás algunos podrían haber dado más de sí y otros podrían haberse quedado en la mesa de montaje, pero sería una obra incompleta y Anderson no hubiera podido contarnos la historia como lo termina haciendo.
Junto con la gran labor de Paul Thomas Anderson dirigiendo el cotarro encontramos al alma de la cinta, el gran Daniel Day-Lewis. Su interpretación es, simplemente, sublime. Daniel Plainview hace que Bill "el carnicero" (si, el de Gangs of New York) sea un mero tendero de barrio. La composición del personaje es tan perfecta que en muchas ocasiones es imposible mirar a otro actor que no sea Day-Lewis. A pesar de todo, es justo reconocer que en la última media hora, cuando pasa lo que todo el mundo sabe que va a terminar pasando, Lewis cae en el histrionismo aunque, curiosamente, sigue convenciendo. También están por ahí Paul Dano, Ciarán Hinds o el jovencito Dillon Freasier, pero quedan totalmente eclipsados por el enorme trabajo actoral de Daniel Day-Lewis.



Lo bueno de There will be blood es que, técnicamente, es una grata joyita para los sentidos. La banda sonora, desconcertante y sencilla, llena y conjuga a la perfección con todas las imágenes. Imágenes llenas de fuerza gracias a la labor del director de fotografía, Robert Elswit, que sabe mostrarnos cada detalle y cada paisaje como está mandado. Gracias al montaje ágil y rítmico de la cinta disfrutamos de varias secuencias inolvidables aunque a mitad de metraje el film cambia bastante de tercio para mostrarnos de una manera muy particular y, en cierto modo, arriesgada, los peores momentos de Plainview.
La narración se vuelve enfermiza y oscura para contarnos y mostrarnos la locura que invade poco a poco al personaje y Anderson se arriesga con una final bastante inesperado y puede que para algunos confuso. Y, sin duda, es el final lo que mas desentona en el conjunto, aunque dependiendo de cada espectador gustará más o menos. Lo cierto es que tras dos horas y media disfrutando con Lewis y con la historia, el final no deja de ser más que otro escalón más para entender la avariciosa mente de Daniel Plainview, eje central de la trama, pesonaje para nada del gusto del público que consigue nuestra más absoluta atención.



En definitiva, There will be blood es una excelente película. Anderson se supera en cada film y Day-Lewis es el mejor actor que hay en la actualidad (para eso trabaja cuando le apetece). Es una película que no gustará a todo el mundo, tanto por su historia como por el modo de narrar los hechos, pero los que la disfruten como yo saldrán muy contentos del cine o de donde la vean.

Nota: 9.

22 febrero, 2008

John Rambo

John J. Rambo vive alejado del mundanal ruido en Tailandia cazando cobras y recorriendo los ríos con su barquichuela disfrutando de la tranquilidad que busca. Un buena día, unos idealistas y voluntariosos cristianos norteamericanos piden al cascado Rambo que los lleve río arriba hasta Birmania, zona en guerra, para ayudar a un pueblo muy necesitado. Aunque Rambo al principio los intenta disuadir (más bien, pasar de ellos), un repentino lazo emocional con una de las misioneras lo lleva a realizar la tarea. Cuando Rambo cumple con su trabajo vuelve a sus quehaceres cotidianos...hasta que se entera de que el grupo de misioneros ha sido secuestrado y/o/u masacrado por unos guerrilleros. Y a John Rambo eso no le hace la menor gracia.

Antes de nada, una pequeña aclaración: esta es una de esas críticas en las que me dejo llevar por el delirio y la locura irracional. Por eso, más que nunca, puede que la opinión de un servidor os resulte exagerada y muy equivoca porque para mi...John Rambo es una película cojonuda. Desde el minuto tres o así, el señor Sylvester Stallone nos hace ver a gente explotando, literalmente. Decir que el guión de la película no vale más de cuatro perras gordas no es quedarse corto, pero es que en esta película el guión importa muy poco. Lo que un espectador busca en esta película no es un guión de campeonato, lo que busca es ver a Stallone con 61 añazos entre pecho y espalda matando a guerrilleros birmanos malvados a mansalva. En lo único que se centra el guión es en presentarnos a los malos de la peor manera posible, para que los odiemos y estemos deseando que Rambo imparta su ley, la de las tollinas y los descuartizamientos sin piedad. Además, y porque Stallone no es tonto, nos presenta a unos personajes de manera tan fugaz que nos fijamos en ellos en lo justo y necesario (la misionera buena, el misionero arrogante e iluso, los mercenarios chulopos, el malo bastardo...). Lo que si demuestra Stallone con esta película es que sabe dar a su público lo que se espera, como hizo con Rocky Balboa (donde si se cascaba un guión notable), y encima se atreve a retomar los patrones clásicos del cine de acción ochentero con una dirección más que acertada, mostrando lo que cualquier novato de tres al cuarto no se atrevería jamás.
Por supuesto, hablar de buenas interpretaciones en este film es absurdo. Todos se limitan a ser la sombra de Rambo y a ser meros testigos de sus capacidades destructivas. Bien cierto es que ninguno de los miembros del cast está mal, porque Julie Benz o Matthew Marsden cumplen con su función. Sobre Stallone...bueno, todos sabemos que no es precisamente la quintaesencia del actor perfecto, pero es que no lo necesita, su sóla presencia llena la pantalla (en todos los sentidos).



Tratados el guión, la dirección y los actores, sólo queda hablar de lo mejor de John Rambo. La violencia sin cuartel. Porque, seamos sinceros, el espectador al que le va a gustar esta producción busca eso, ver a Rambo haciendo de las suyas. Sino, es absurdo ver la película, es absurdo verla para luego decir que es una mierda, cuando cualquiera con dos dedos de frente sabe lo que a ver.
Resulta tremendamente valiente por parte de Stallone el hacer un film tan gráfico, tan violento. Rambo mata a los malos con sus propias manos, con machetes, con rifles y (la hecatombe) con armas antiaéreas posicionadas en la parte trasera de un jeep (antes de lo cual se carga a dos malos malosos con su magnífico machete casero). Eso, hoy en día, ningún director que busque el éxito de pú
blico haría. Más que nada, porque los estudios no apostarían por ello. Es tremendamente hipócrita pensar que es justo realizar un film bélico realista y luego despotricar contra John Rambo por mostrar las cosas con esa furia (exagerada, si, pero es lo que hay). Desde luego, Stallone ha sabido conjugar a la perfección todo aquello que lo convirtió en icono popular e idolo de mi generación (y de la anterior a la mia un poquito más) y se casca una película de tan sólo 90 minutos que ofrece lo que promete, con un ritmo muy bueno y sin un sólo segundo para el descanso.



En definitiva, John Rambo es la leche. Pero, si no soportas la sangre, no aguantas a Stallone y odías al personaje, mejor entra a otra sala. Esta película es para todos los demás y, especialmente, para los que no tienen problema en decir que ven este tipo de películas. Ojalá Stallone siga en plena forma (aunque se podía escribir un guión original, que ya toca) y nos siga dando cine como el de antaño, sin corrección política y donde lo único que importa es ver al malo muerto de la forma más violenta posible (lo de si son cintas fascitas y tal...me importa un bledo).

Nota: 7 (con dos narices, porque me lo pase pipa).

19 febrero, 2008

Sweeney Todd: el barbero diabólico de la calle Fleet

Benjamin Barker fue un joven barbero londinense injustamente encarcelado por el Juez Turpin con el único propósito de quedarse con su bella esposa. Muchos años después, Barker vuelve a la ciudad inglesa bajo el nombre de Sweeney Todd con una única idea, llevar a cabo su venganza.

Tim Burton está como una cabra. Johnny Depp, aún más. Esas son las conclusiones principales que se sacan tras ver este film. Aunque, dicho sea de paso, quizás el estrambótico argumento sea culpa del escritor de la obra teatral original Stephen Sondheim, pero como no la he visto, culparé sólo a Burton de demente...de demente genial. Y es que sólo Tim Burton podía llevar a cabo esta adaptación y sólo él era capaz de crear un musical tan espectacular como este. Porque, no os dejéis engañar, Sweeney Todd es un musical puro y duro, donde el diálogo hablado no ocupa más de 20 minutos. Y lo bueno es que las canciones son pegadizas y los actores saben cantar con mucho estilo. Además, se mantiene todo el metraje cantado en su versión original, con lo cual la cinta gana muchos puntos. Y si, además, le añadimos el festival de sangre que comienza bien avanzada la historia, tenemos una película, cuanto menos, atrayente y extravagante.
Pero sin duda alguna, el gran protagonista del film no es la música ni las toneladas de sangre, es el gran Johnny Depp. Como excelente alter ego de Burton, Depp nos regala una interpretación memorable, de esas que siempre se recuerdan como una de las esenciales dentro de cualquier filmografía. Y para acompañar a Depp tenemos al gran Alan Rickman, recuperando el tiempo perdido con la saga Harry Potter, y a Helena Bonham Carter, con su cara de mal rollo pero cantando de manera increible. Aunque, personalmente, fue el niño Ed Sanders quien llamó mi atención casi al mismo nivel que Depp y es que su forma de cantar y de interpretar son sobresalientes.



Técnicamente, Sweeney Todd es puro espectáculo. La dirección artística de Dante Ferreti es, como siempre, una gozada. Crea el perfecto ambiente para ese Londres oscuro y macabro que Burton quiere mostrar y se saca de la manga unos increibles callejones que harían dudar al más valiente. También la fotografía de Dariusz Wolski es tétrica y triste a más no poder, algo con lo que Burton trabaja a la perfección. Y, claro está, la banda sonora es muy notable, con ritmos verdaderamente pegadizos. Pero, si dejamos de lado todos estos aspectos, como espectadores nos quedaremos con un sólo detalle: la sangre. Litros y litros de sangre inundan Sweeney Todd, algo que seguramente le reste mucho público y lleve a más de un padre despistado a las salas pensando que va a ver una cosa que no es lo que un espectador medio (o mal informado) espera.
Y, aunque me suelen gustar las pelis de Burton, siempre hay que recordar que Burton es hombre de patrones fijos. Y quizás ese sea el principal error de la cinta, que siempre estamos viendo lo mismo y nos cuesta un poco creernos ciertos puntos del guión o el desarrollo de ciertos personajes.



En definitiva, una película interesante, con un Depp en plena forma y un sentido del espectáculo bastante notable. Si le añadimos el festival gore que ocupa medio metraje, el sentido del humor negro en exceso y algunos puntos extraños en el guión, nos encontramos con un film que gustará a muchos y disgustará a otros tantos. Desde luego, con esta cinta aprendemos dos valiosas cuestiones: nunca hay que dejarse afeitar por otro y nunca hay que fiarse del relleno de los pasteles (ya entenderéis por qué).

Nota: 7´5

16 febrero, 2008

No es país para viejos

Llewelyn Moss es un hombre normal y corriente, veterano de la guerra de Vietnam, que en una de sus cacerías va a dar con algo que nunca imaginó. Varios cadáveres, un importante alijo de drogas y, sobre todo, dos millones de dólares que harán que su vida cambie radicalmente.

Con bastante retraso desde que la película se diera por finalizada en todos su aspectos, la nueva cinta de los hermanos Coen llega a las carteleras españolas. Precedida por un enorme éxito de crítica, las espectativas eran altísimas y, en esta ocasión, casi se cumplen.
La dirección de los Coen es sin duda alguna uno de los tres platos fuertes que tiene el film. Rodada con una precisión asombrosa y con una calma meditada y muy acertada, los famosos y respetados hermanos parecen volver a sus mejores tiempos, aquellos en que nos daban joyas como Muerte entre las flores, Fargo o El gran Lebowski (muy distintas entre sí, pero todas geniales). La manera en que nos muestran las acciones de los personajes, la forma que tienen de llevar su propio guión a la pantalla y los detalles presentes en todos y cada uno de los planos, devuelven a los Coen a primera línea de fuego.
El segundo plato fuerte de la película son sus interpretaciones. Junto con la destacadísima y aplaudida de Javier Bardem (que, simplemente, lo borda en su papel de psicópata), encontramos a un más que acertado Josh Brolin y al enorme y siempre sobresaliente Tommy Lee Jones. Aunque el film parece cosa de dos personajes (los de Bardem y Brolin), Jones es el que pone la madurez y el sentido común. Con tan sólo unas palabras o una mirada es capaz de transmitir sensaciones e ideas que otro actor sería incapaz de ofrecer.



Técnicamente, No es país para viejos cuenta con una sobresaliente fotografía. Rogers Deakins muestra el color exacto en todos los paísajes y consigue una iluminación sublime en todas las secuencias. Pero es el montaje el tercer y último plato fuerte de la función. Increiblemente pausado, introduce un ritmo muy acertado durante buena parte del metraje y, a pesar de la tranquilidad con la que parece transcurrir todo, logra atraer al espectador y lo introduce en la historia de manera ejemplar.
Pero, y es que el pero tenía que aparecer en algún momento, en la última media hora del film la cosa se tuerce. Se tuerce tanto que cuando termina el espectador no se lo cree. Los Coen usan un final tan anticlimático que dejan al público confundido. Cierran los hilos argumentales de extrañas formas y no ofrecen un final realmente claro. Habrá quien encuentre el final sobresaliente, pero después de hora y media donde se conjugan a la perfección thriller, western, humor negro y mucha violencia, los últimos minutos son tan lentos que terminan jugando una mala pasada al resultado final.



En definitiva, una notable película, que nos devuelve a los Coen en plena forma y que nos da una muestra ejemplar de dirreción, interpretación y montaje. Lástima que el final no me termine de convencer.

Nota: 7.