09 agosto, 2008

Doomsday

Corre el año 2037 y un antiguo virus que provocó la cuarentena de toda Escocia vuelve a hacer acto de presencia en Londres. La ciudad, sumida en la pobreza, ve como sus habitantes comienza a morir rápidamente. El gobierno, tras descubrir supervivientes en la zona aislada, enviará a un grupo de soldados para encontrar una posible cura. Pero las cosas no son lo que parecen.

El anterior film de Neil Marshall, The descent, se convirtió tras su estreno en un film de culto dentro del género del terror. Su correcta dirección, su trabajada atmósfera, el plantel de chicas protagonistas y la capacidad para generar verdadero terror bien salpicado por buenos momentos sangrientos la posicionaron como una de las mejores muestra del género de los últimos años. Todo eso queda atrás con Doomsday. Con un guión que no hay por donde cogerlo, obra del propio Marshall, y un desarrollo de personajes tan plano como es inimaginable, lo único que queda es un rato de acción y visceras que prometían bastante más. El director inglés intenta, además, homenajear tantas películas y géneros (desde Mad Max a 28 días después, pasando por Braveheart...) que al final lo único que consigue es ofrecernos dos horas de secuencias de acción sin ton ni son, muy bien rodadas eso si, pero que no aportan nada nuevo al género ni a la película.
Sobre los actores poco se puede decir. Ninguno tiene un personaje especialmente carismático y ninguno parece esforzarse demasiado en la interpretación. Rhona Mitra se dedica a lucir palmito y machacar cabezas, Bob Hoskins parece que sólo pasabar por allí y Malcom McDowell...no ha vuelto a lucirse en una película desde La naranja mecánica.



Técnicamente, Doomsday tiene un descarado tono a serie B pero con el presupuesto de una gran superproducción. Si bien es cierto que la cinta no ofrece otra cosa que acción y sangre, cuando la ofrece lo hace en condiciones. Decapitaciones, amputaciones, disparos, churrascos, accidentes de tráfico...todas las muertes imaginables hacen su acto de presencia. El montaje nos permite ver con claridad las escenas de acción, aunque como ya dije anteriormente, no aportan nada nuevo al género. Con todo, la secuencia final en la carretera, clarísimo homenaje también, es muy divertida y entretenida tanto como las peleas a espada que, por la cara, nos cuelan en un repentino cambio de ambientación.
Es una pena que una película de estas características no haya dado más de si, porque el género de la ciencia ficción y el terror lleva estancado algunos añitos, especialmente el primero. Si Marshall hubiera optado más por el guión que por los homenajes variados, esta crítica sería muy diferente.



En definitiva, una cinta para ver sin ningún tipo de prejuicios, dejando a un lado el cerebro y la capacidad para pensar. Porque si uno lo piensa demasiado, Doomsday es un pufo. No un gran pufo, pero podía haber sido otra cosa.

Nota: 4.

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