28 diciembre, 2008

My blueberry nights

Elizabeth acaba de descubrir que su novio está con otra chica y se refugia en una cafetería de Nueva York donde conoce a Jeremy, con el que entabla una estrecha relación en poco tiempo. Tras una noche de borrachera, Lizzie se queda dormida en la barra del bar y Jeremy aprovecha para besarla, sin saber que pasará casi un año hasta que vuelva a verla otra vez.

Estrenada en el Festival de Cannes del año pasado, la cinta supone el debut en tierras norteamericanas del cineasta chino Wong Kar-Wai, responsable de films tan recordados y admirados como In the mood for love o 2046. Como ya hiciera en sus trabajos asiáticos, Kar-Wai se rodea de un excelente grupo de actores, de una maravillosa fotografía y de una banda sonora sublime, que convierten a My blueberry nights en una cinta visualmente hermosa, algo floja en lo que se refiere a la historia, aunque sin resultar en absoluto una decepción. El director sabe crear la atmósfera perfecta para una sencilla historia romántica, muy colorida en sus escenas y con una interesante predilección por los bares como centros neurálgicos de la acción. Kar-Wai recorre en los 90 minutos de duración varios escenarios, desde Nueva York hasta Las Vegas, con una imagen muy cuidada y un personaje principal confiado y amable que no hace mal a nadie.
Personaje interpretado por la cantante Norah Jones, que realiza su primer trabajo como actriz con una envidiable naturalidad, bien acompañada por Rachel Weisz y por un sosete Jude Law, quizás el más flojo de los actores principales. Pero son David Strathairn y Natalie Portman los que mejor están en pantalla, con unos personajes que, aunque poco desarrollados, consiguen caer bien y atraernos con sus breves historias.



Y es que el último film del director chino es toda una delicia visual, que deja algo de lado el guión y que desarrolla la historia como va viniendo, sin prisas, con silencios y calma, hasta el final que todo el mundo quiere. Quizás sea la cinta más complaciente del director en ese sentido, ya que a pesar de la distancia, Jeremy y Lizzie están destinados a reencontrarse y Kar-Wai lo deja estar, sin dar rodeos o castigar a sus personajes con ninguna tragedia. Pero si algo destaca de My blueberry nights es el excelente uso de la música como elemento narrativo, de una colorida fotografía de Darius Khondji y del notable sentido estético tanto del montador como de la propia elección de los planos.
Quizás el elemento más molesto sean las repetidísimas cámaras lentas o la obsesión de usar trenes como si fueran fundidos a negro (aficción por los trenes que ya se vio en todo su esplendor en 2046), pero el caso es que la propuesta del director es, cuanto menos, interesante y significa un pequeño desahogo de historias duras que tanto abundan en los últimos tiempos. Un buen trabajo para estrenarse en los USA, con un film fuera de sus fronteras habituales, que cambia su Hong Kong natural por Nueva York.



En definitiva, una sencilla y bonita historia, para relajarse y olvidarse de los problemas. Un poco azucarada por momentos, pero visualmente atractiva y con un electo de secundarios en plena forma.

Nota: 8.

24 diciembre, 2008

Gomorra

Un chico que lleva la compra a las vecinas de su madre. Dos jóvenes demasiado influenciados por el Scarface de Pacino. Un señor que entrega dinero de puerta en puerta. Un empresario que entierra las deudas de la gente. Un modisto con peligrosas amistades... todos ellos viven el día a día de la Camorra italiana.

Adaptación de la novela homónima de Roberto Saviano, Gomorra es un valiente acercamiento al mundo mafioso que con tanto glamour nos ha querido vender siempre Hollywood. Aquí, Matteo Garrone, su director, se deja de preciosismos para contarnos una historia simple y de un realismo sobrecogedor, usando la cámara al hombro, un montaje sencillo y a un grupo de actores bastante convincente. Garrone rueda con estudiada sencillez todos y cada uno de sus planos, consiguiendo retratar de manera eficaz y efectiva el mundo mafioso que pretende mostrar. Aquí no hay estrellas interpretando a gangster atractivos a nivel de personaje, aquí hay actores mostrando la dura vida en las calles italianas.
Y es que la cinta se asienta en las interpretaciones de todos sus actores aunque cae en el error de tener demasiados personajes principales y no centrarse especialmente en ninguno, quizás por su estilo documental, que evita que el espectador llegue a sentir una verdadera atracción hacia los personajes, sólo hacia los hechos y la historia.



Gomorra está rodada con una sencillez apabullante y resulta muy interesante ver un film sobre mafiosos sin ningún tipo de artificio cinematográfico, seguramente ayudado por la novela original, que no he leido, pero que aseguran ahonda en datos y cifras escalofriantes, semejantes a los que la cinta ofrece al final. Con el ya mencionado uso de la cámara al hombro y de un montaje simple que ayuda a seguir las diferentes historias, cabe destacar la casi ausencia de banda sonora, exceptuando momentos puntuales, donde la música sale de los coches o de los equipos de música, algo similar a lo que ocurría en la obra maestra televisiva The wire. Y es que, salvando las distancias, ambas obras se asemejan en su modo de contar la vida en la calle, aunque Gomorra sólo presta atención a las actividades mafiosas.
La cinta es todo un mazazo a la Italia "moderna y cosmopolita" de Berlusconi, demostrando que la Camorra es una de las mayores empresas del país, que genera millones y millones de euros al año y, como aseguran en los datos finales, provoca un asesinato cada tres días. Quizás el mayor problema de la cinta, junto con el ya mencionado anteriormente, sea el basarse en una novela de tanto éxito que, indudablemente, abarcará mucho más en situaciones y en datos exactos que el film. A su favor cuenta con la fuerza de la imagen, que es lo que seguramente convierta a la cinta en un buen complemento del libro.




En definitiva, un ejemplo de humildad cinematográfica, un éxito del cine italiano capaz de desmitificar al capo hollywodiense, cuyo mayor pecado es basarse en un libro precedido de múltiples comentarios y famoso por la amenaza de muerte sobre su autor, Roberto Saviano.

Nota: 7.

16 diciembre, 2008

JCVD

Jean-Claude Van Damme está pasando por unos momentos difíciles tanto en su vida privada como pública. Su decadencia como estrella del cine de acción es cada vez más evidente, hasta el punto de perder papeles en películas directas a video que termina protagonizando Steven Seagal. Se enfrenta a la demanda por la custodia de su hija y todas sus tarjetas de crédito están canceladas. Cuando Jean-Claude vuelve a su Bélgica natal acude a una Oficina Postal para retirar el poco efectivo que le queda y pagar a sus abogados. Pero lo que nadie espera es que "Los músculos de Bruselas" se vean envueltos en una situación de robo y secuestro. Por desgracia para Jean-Claude, esto es la vida real.

Segunda incursión cinematográfica del hasta ahora desconocido Mabrouk El Mechri. Pero, ante todo, es la recuperación de Jean-Claude Van Damme como "estrella" de cine. Y es que esta película juega con muchísimos lenguajes narrativos, visuales y metafísicos, convirtiéndola en la más interesante de las cintas protagonizadas por el astro belga. El Mechri se atreve con una película inusual, totalmente distinta a lo que se puede esperar del amigo Juan Claudio (dicho con todo el cariño, de un fan de toda la vida), una más que interesante y pensada apuesta fílmica para mostrar a los espectadores el lado más humano del actor más elástico de la historia del cine. El director se atreve a jugar con los diferentes géneros cinematográficos y con todos sus lenguajes, con montajes en paralelo, repitiendo escenas desde diferentes puntos de vista y, lo más importante, dando todo el peso de la trama a un Jean-Claude Van Damme entregadísimo, viejuno, harto de la fama y de sus perrerías.
Y es que, al igual que otro gran mito apellidado Stallone, Van Damme tenía que demostrar sus dotes actorales. El que fuera protagonista de míticas películas de acción sin pretensiones como Blanco Humano o Soldado Universal. Van Damme siempre se caracterizó por enfatizar la parte humana de sus personajes (como él mismo recuerda en el juicio), frente a los más rudos del propio Sly, Seagal o Norris. Pero nunca había tenido la oportunidad de mostrar su capacidad como actor. Y, al igual que hico Stallone en Cop Land o Rocky Balboa, Jean Claude sabe mostrar sentimientos. No va a ganar premios por ello, pero demuestra que sabe llorar, que sabe hacer lo que un director le pida. Muchos seguirán sin comprender su talento como actor de cine de acción, pero ahora al menos podrán ver el duro monólogo de Van Damme en esta cinta para darse cuenta de que también es un actor, una persona. El resto de actores estan correctos en sus papeles, pero en esta cinta sólo cabe una estrella.



Técnicamente, JCVD utiliza una saturada fotografía de Pierre-Yves Bastard, con un exceso de iluminación que recuerda por momentos a Kill Bill o Casino. El uso de la cámara documental, la correcta elección de la banda sonora, la casi ausencia de verdadera acción... todo forma parte del plan de El Mechri para ofrecer un film que apuesta por entretener al espectador mostrando un hecho que podría ocurrir de verdad. Que nadie vaya al cine esperando ver un producto lleno de acción como los que protagoniza el belga, porque sólo disfrutará con la excelente secuencia inicial. Lo mejor es ir preparado para entrar en el juego que propone El Mechri y disfrutar del show.
Porque aquí no se deja nada al azar y Van Damme o, mejor dicho, el guión, muestran divertidos momentos como el da la patada al cigarrillo, la discusión de unos dependientes de videoclub sobre la proliferación de los musulmanes como enemigos a batir en el cine USA, la admiración incondicional de los fans o la discusión sobre como Jean-Claude llevo a John Woo a Hollywood y éste se olvidó de él.
Por su puesto, JCVD no es una película perfecta, pero desde mi posición de fan del actor, no puedo dejar de apreciar los aciertos de la cinta y olvidarme un poco de sus defectos, donde destaca, precisamente, el juego metafísico que propone el film. Porque si, como espectador, no entramos en la dinámica de la historia, nos vamos a aburrir bastante.



En definitiva, y aunque parezca mentira, una de las muestras cinematográficas más interesantes de la cartelera de este año, con Van Damme dando lo mejor de si mismo. Un reflejo mordaz y meticuloso de las desgracias de un actor especialista en pegar mamporros y patadas voladoras. Porque en JCVD, no estamos viendo una película, estamos viendo la vida fuera del set de rodaje, estamos acompañando a Van Damme en sus momentos más difíciles.

Nota: 7,5.


04 diciembre, 2008

The fall. El sueño de Alexandria

La niña Alexandria esta ingresada en un hospital de Los Ángeles con un brazo roto. Allí conoce al joven Roy, especialista de cine gravemente lesionado y con una fuerte depresión, con el que establecerá una relación amistosa gracias a las fantásticas historias que le cuenta a la niña. Así, ficción y realidad se mezclan creando la mayor aventura que nunca pudieron imaginar.

Estrenada en España dos años después de hacerlo en los USA, llega The fall, segunda película del director indio Tarsem Singh, cuyo debut en el largo fue la despreciable La celda. Aunque si algo tuvo aquella primera película digno de salvarse de la quema, fue su imaginativo poderío visual. Y en esta ocasión el director explorá al máximo su capacidad como artista de la imagen, con unas secuencias llenas de colores y fuerza, con la suerte de que en esta ocasión nos cuenta una historia algo más interesante. El perfecto uso de los colores y de los paisajes, hacen de esta película una verdadera obra de arte en el sentido visual, muy bien acompañada por unos actores desconocidos y por una historia algo triste pero muy efectiva.
La química entre los actores principales, la niña Catinca Untaru y el joven Lee Pace, es otro de los puntos fuertes de la función, ya que la historia se basa en su relación amistosa y en sus progresos. Interpretan, además, a los protagonistas de la historia que Roy cuenta a Alexandria, trasladando esa buena sensación a la parte imaginativa de la historia. Momentos como aquel en el que Roy se queda "dormido" y la niña le pide que despierte o cuando ella habla en rumano y él en ingles, con la consecuente falta de entendimiento, consiguen emocionar al espectador, sólo por su buen hacer en pantalla. El resto de actores, se ciñen perfectamente a sus papeles, tanto en el plano fantástico como en el "real".




Pero si algo sobresale especialmente en The fall es el ya mencionado apartado técnico. Con un impecable uso de la fotografía por parte de Colin Watkinson y una labor tanto en vestuario como en efectos especiales sobresaliente. Es como ver un colorido cuadro en movimiento. Desde la imagen de una duna recortada por el cielo o una enorme sábana blanca que se mancha de rojo sangre, es tal la fuerza de las imágenes que películas así no se suelen encontrar en los cines. Quizás el punto más flojo de la historia sea la banda sonora, que nunca llega a compaginar como debería con las imágenes. Eso y que, evidentemente, tiene momentos en los que el guión falla o en los que apenas pasa nada.
Pero con todo, se nota el esfuerzo de Tarsem por rodar una película poderosa visualmente y en esta ocasión intenta además ofrecernos una historia al menos atrayente, aunque al final tenga algunos puntos muertos. Sólo por eso es destacable su adelanto como director y más teniendo en cuenta que la cinta tardó en rodarse cuatro años y a lo largo de más de 18 países.



En definitiva, una agradable sorpresa en la aburridísima cartelera de este año 2008, que va camino de convertirse, sino lo es ya, en el más soso y feo de toda la década. Menos mal que aún tenemos bellezas visuales como esta para alegrarnos los sentidos, a pesar de los pequeños fallos comentados y de que haya llegado a nuestro país con dos añitos de retraso. Pero eso, a estas alturas, a nadie debería sorprender.

Nota: 7.