30 agosto, 2007

El ultimatum de Bourne

Jason Bourne vuelve a casa después de 3 años huyendo de aquellos que lo entrenaron para matar y vuelve dispuesto a dejar las cosas claras y en su sitio. Tras su huida por las calles de Moscú, Bourne tendrá que seguir limpiando su nombre de falsas acusaciones y aclarar su verdadera identidad en un viaje frenético y trepidante, desde Europa hasta Nueva York.

Paul Greengrass lo ha vuelto a conseguir, nos vuelve a ofrecer casi dos horas de pura emoción, pura acción, siempre tratando al espectador con respeto y consiguiendo que no apartemos la mirada de la pantalla en todo el metraje. Si con El mito de Bourne ya consiguió filmar la mejor película de acción en lo que llevamos de siglo XXI, aquí nos vuelve a demostrar que lo mismo dirige un drama hiperrealista como United 93 o un espectáculo palomitero e inteligente (adjetivos que en contadas ocasiones coinciden) como la presente última parte de la trilogia del señor Jason Bourne. Y es que Bourne es, desde que se estrenó la estupenda primera parte, un icono del cine de acción. En estos tiempos, donde lo fácil es ganar dinero haciendo películas con miles de F/X digitales, a unos notas se les ocurrió iniciar una saga de espionaje al más puro estilo setentero (adaptado a los tiempos que corren, claro) y dar a conocer al personaje creado por el novelista Robert Ludlum.

Matt Damon se convierte en el actor perfecto para el papel protagonista por su cara de niño bueno pero con mala hostia si le tocan las narices y encima está acompañado por un elenco de aupa. Joan Allen, David Strathairn, Scott Glen, Albert Finney e, incluso, Daniel Brühl y Paddy Considine en pequeño papelitos. Quizas todos esten demasiado serios pero es que en la saga Bourne pocas veces se ha visto un momento de tranquilidad o que permita relajarse.



Técnicamente, y siendo Greengrass el responsable de todo, no cabía esperar otra cosa mas que maestría en el montaje, en el uso de la música, en los movimientos de cámara y en las increibles secuencias de persecución (a pie, en moto, en coche...no importa, todas se salen). El uso de la camara en mano se muestra igual de acertado que en la primera parte y nos mete de lleno en las escenas de acción, sobre todo en la espectacular (por su capacidad para crear incertidumbre) secuencia en la estación de trenes de Waterloo o en la brillante persecución por las calles de Nueva York (no tan perfecta como la de Moscú, pero casi).
Aunque muchos acusen a Greengrass de usar la música en exceso, cosa cierta por otra parte, siempre resulta muy importante su uso, por su capacidad para crear dinamismo y porque es una música que en nada desentona con el resutado final de la historia.



En definitiva, una estupenda película de acción, de hecho, de las pocas que no nos toman el pelo y que trata al espectador con inteligencia y respeto, un estupendo final a la trilogía Bourne y sin duda y hasta el momento, la mejor película pensada para sacar algo de pasta en todo lo que llevamos de verano.

Nota: 9.

07 agosto, 2007

Grindhouse: Planet terror

Una fuga de gas tóxico provoca que los ciudadanos de un pueblucho de Texas se conviertan en zombies y anden con ganas de comer y matar a todos sus vecinos. Un grupo de supervivientes , entre los que encontramos a Cherry Darling y a su ex El Wray, intentarán sobrevevivir.

La primera parte del díptico Grindhouse (maldigo a los hermanos Weinstein por decir que en Europa no conocemos este término y obligarnos a ver las películas por separado) llega por fin a España. El segmento de Robert Rodríguez es un claro homenaje en plan cachondo al cine de zombies de serie B de los años 60
y 70, con detalles que recuerdan a La noche de los muertos vivientes del maestro George A. Romero, salvando las distancias claro. Planet terror se presenta como una gamberra y sangrienta historia de terror con un ritmo vertiginoso, divertido, con casquería a granel y con unos personajes a cada cual más caricaturesteco y cachondo. Robert Rodríguez sigue siendo un autentico "Juan Palomo", capaz de dirigir, escribir, fotografiar y componer la banda sonora para el gozo y disfrute de los espectadores. Me resulta imposible decir algo malo de un hombre que se hace toda una película él solito (aunque tiene pelis realmente malas). Planet terror se parece en cierto modo a Abierto hasta el amanecer y eso resulta todo un acierto, teniendo en cuenta que es lo mejor de su director/creador (que conste que a mi si me gustó Sin city, y mucho), desde unos primero minutos de desarrollo de personajes hasta el baile sensual de su protagonista femenina y la posterior defensa a tiros del refugio.
Rose McGowan encaja a la perfección en el mundo Grindhouse con su curvilíneo físico (primeros minutos de película no aptos para cardiacos) y su notable interpretación. El resto de
actores están perfectos en sus papeles, sobre todo el mítico Michael Biehn (Terminator y Aliens) y Michael Parks (el incombustible sheriff visto en Abierto hasta el amanecer y Kill Bill). El protagonista masculino, Freddy Rodríguez, consigue un personaje divertido y que conecta con el espectador a la perfección.



Tecnicamente...bueno, tecnicamente Planet terror adolece de la experiencia Grindhouse. Rollos perdidos, imagenes quemadas, perdida de color, sonido chusco; todo ello intencionado para crear esa sensación de cine cutre y casposo de los años 70. Lo cierto es que la idea resulta cuanto menos original por lo que todos estos detalles no molestan y son bastante llamativos. Los efectos especiales de maquillaje, hay pocos digitales, corren a cargo del experto y maestro Greg Nicotero, con momentos realmente asquerosos, sanguinolentos y poco aptos para gente de estómago sensible, aunque en ningún momento pretenden ser realistas, sólo exagerados y (repito) cachondos.
Sobre el resto de elementos del film poco se puede decir, porque corren al cargo del propio Robert Rodríguez, un tipo que pago su primer éxito, El mariachi, vendiendo su cuerpo como conejillo de indias.



Planet terror es un divertido film para ver en el cine, aunque sufre por culpa de su distribución la perdida de esa oportunidad de ver 2 pelis por el precio de 1 y de disfrutar durante 3 horas y cuarto de una autentica sesión Grindhouse (31 de agosto: estreno de Death proof, segmento de Tarantino). Eso si, sólo por ver el falso trailer de Machete, merece la pena gastasre la pasta.

Nota: Como película independiente, Planet terror funciona bien, pero como fue creada para su distribución junto con Death proof y cinco trailers falsos, me resulta muy difícil darle una nota que corresponda a su calidad artística, así que me guardo la nota para cuando haya podido disfrutar de la experiencia Grindhouse (que será en DVD, espero).