19 julio, 2008

Los cronocrímenes

Héctor está instalándose en su nueva casa en medio del bosque cuando ve algo extraño a lo lejos. Nuestro protagonista se adentrará en una extraña trama cuando viaje accidentalmente al pasado. Asesinatos, hombres con la cara vendada, máquinas del tiempo y misteriosos acontecimientos marcarán el devenir de la vida de Héctor.

Primera película como director del cortometrajista y showman Nacho Vigalondo, que se dio a conocer en todo el país cuando su corto, 7:35 de la mañana, fue nominado a los Oscars. Que Vigalondo no es tipo que apueste por lo fácil es algo patente en todos sus trabajos, desde el mencionado corto hasta sus incursiones en el mundo chanante de Joaquín Reyes. Para su debut como director de largos apuesta por una historia muy arriesgada en nuestro cine y lo cierto es que la jugada le sale bastante bien. Nadie en su sano juicio rodaría un largo con trama similar al de este film para hacer su primera historia cinematográfica, pero Vigalondo apuesta fuerte y demuestra una valentía que pocas veces se ve en nuestro cine. Sin dejar de lado un humor negrísimo y cierto gusto por el autobombo (escribe, dirige e interpreta), Vigalondo consigue ofrecer una propuesta original y diferente en el cascado cine español. Lo hace de manera correcta, sin grandes presupuestos (más bien, con cuatro euros) y demostrando que cuando se quiere, se puede.
Pero Los cronocrímenes no sería lo mismo sin su protago
nista, Karra Elejalde. Es el actor perfecto para el papel, con su barriguita cervecera y su planta de tipo común. Sin casi esfuerzo, crea un personaje bastante notable, que cae bien al espectador y que gusta de principio a fin. También tenemos a Bárbara Goenaga, excelente en todos los sentidos, Candela Fernández o al propio Vigalondo, que termina saturando un poco con su presencia en pantalla, aunque no deja de ser una excentricidad del director.



Técnicamente, y teniendo el cuenta el irrisorio presupuesto, el film es de una calidad notable, con un buen uso del montaje y una fotografía nocturna de lo más resultona. Pero lo más llamativo es el guión, que aunque a muchos les pueda parecer lioso y pedante, no deja de ser un instrumento para hacer encajar todos los mecanismos de la historia.
Eso, y la presencia del hombre vendado, figura bastante inquietante por otra parte, son los grandes alicientes de esta película, que sin ser la gran esperanza del cine español, si que da muestras de originalidad y valentía por parte de sus responsables.



En definitiva, una película con cierto aire de culto, bien rodada y planteada, valiente y original, que lo tuvo muy difícil para conseguir estrenarse en salas y que, ahora que lo ha conseguido, tampoco va a recaudar millones pero conseguirá que él que la vea, ya sea por uno motivo u otro, se cuerde de Vigalondo hasta su siguiente proyecto.

Nota: 7.