18 diciembre, 2006

007 Casino Royale

Tras conseguir la licencia para matar y ser un agente doble cero, James Bond deberá vérselas en una multimillonaria partida de póquer con el banquero de terroristas Le Chiffre. Pero como no podía ser menos, tendrá tiempo para las chicas, las persecuciones más imposibles, los Martinis y los cochazos de lujo.

Mil y una chorradas se habían dicho de Daniel Craig, muchas de ellas nada más saberse que el rubio actor sería el encargado de dar vida a un nuevo tipo de agente 007, un Bond adulto, duro, violento, pero con algunas de las características intactas que lo han hecho inmortal. Que si Craig no sabía conducir con marchas manuales, que si se ha dejado la dentadura en el plató…tontadas que al final no sirven para nada porque Daniel Craig es el mejor James Bond visto en mucho tiempo, tanto tiempo que sólo lo supera Sean Connery. Craig hace suyo un personaje que había caído en la mamarrachada y la frase sin vergüenza en las últimas entregas, convirtiéndolo en alguien mucho más humano, con sentimientos, a la vez que un tipo de acción y violento.
De la chica Bond sólo pueden sacarse aspectos positivos. Eva Green también consigue la difícil misión de crear un personaje inteligente a la vez que sensual (y sexual), que logra gustar al público (sobre todo masculino) y que lo mismo te enamora con una mirada que te quita la vida con un frío vistazo.
Y, para redondear la faena, un malo bastante carismático, interpretado por el danés Mads Mikkelsen, que protagoniza (y no porque sufra, sino porque él hace sufrir) una de las escenas más dolorosas que he visto en bastante tiempo.
Y si los actores son el punto fuerte de esta historia, tal vez la dirección de Martin Campbell quede un poco descolgada, porque realmente no arriesga con las escenas de acción y alarga hasta el aburrimiento algunas situaciones. Porque ese es otro aspecto negativo de la peli, que parece que no tiene fin, con muchas escenas sobradas de metraje.

Las escenas de acción, que son lo que realmente queremos ver en una peli de este estilo, son bastante espectaculares, sobre todo la que abre el film, con una increíble pelea en una grúa. El problema está en que esa es la mejor escena de acción de toda la película, por lo que las demás, aún siendo notables, no nos consiguen engatusar de la misma manera.
Pero si algo bueno se puede sacar de la parte técnica, efectos de sonido y cosas de esas aparte, es la planificación de muchas secuencias. Algunos primeros planos son verdaderamente cojonudos, sobre todo los de Le Chiffre, consiguiendo crear en el espectador sensación de miedo y un poquito de mal rollo por culpa de ese ojo chungo que llora sangre. Muchas escenas en las que Bond debe quedar bien luciendo palmito quedan también resultonas (pensando en el público femenino, claro), aunque quizá Craig se dedique en muchas escenas a hacer posturitas y poner morros en lugar de ser un poco más “normalito” (y con eso no digo que Craig sea mal actor, porque este tío es un puto crack, capaz de robarle protagonismo a Tom Hanks en Camino a la perdición y superar a los Moore, Dalton, Lazenby y Brosnan anteriores con bastante soltura).

En definitiva, una película muy entretenida, con una escena de apertura fantástica que no te deja levantarte de la butaca, una partida de póquer repleta de tensión y piques, filmada de manera tranquila y efectiva, con el mejor Bond en años y con una chica Bond que seguro derrite más de un corazón, todo ello, a pesar del excesivo metraje (mis colegas y yo llegamos a compararla con El retorno del rey: “ya termina…ah, pues no” “Parece que por fin…¡mierda!¡Que mueran todos ya o algo!”) y de lo poco arriesgada que resulta la dirección de Campbell, que al querer crear una historia más adulta (con la colaboración de Paul Haggis en el guión), se olvida de la acción (sólo por momentos) y eso no termina de ser bueno para una historia de este tipo. Pero con todos sus defectos, una más que digna película para entretener y hacer buena taquilla estas navidades.

Nota: 6´5