03 junio, 2009

Los mundos de Coraline

La joven Coraline acaba de instalarse en su nuevo hogar, el Palacio Rosa. Allí su vida sigue siendo igual de aburrida con sus padres hasta que descubre una puerta que la transporta a un mundo paralelo donde todos la tratan bien y se divierte. Pero algo extraño pasa con la madre que habita ese mundo.

Nueva película de animación del director Henry Selick, responsable de las muy notables Pesadilla antes de Navidad y James y el melocotón gigante. De nuevo, el director se sirve de la técnica de animación stop motion para ofrecer al espectador un espectáculo visual llamativo, con
ese estilo entre tétrico y colorido que tan buenos resultados le dio en el pasado. En esta ocasión se basa en una historia original de Neil Gaiman, muy apropiada para el tipo de cuentos que suele narrar.
En el campo de la interpretación destacar el efectivo elenco de voces, con la niña (cada vez menos) Dakota Fanning a la cabeza, muy bien acompañada por Teri Hatcher en el rol de la madre y Keith David como el gato parlanchín. También está, de voz presente, el actor Ian McShane, interpretando a un histrionico domador de circo ruso (o similar).



Técnicamente, la película hace gala de una excelente factura, con escenas de acción muy conseguidas y hasta algún que otro pequeño susto. Al igual que sucediera con los anteriores filmes del director, el público adulto encontrará su hueco dentro de la historia y el público infantil se lo pasará en grande como siempre hace con este tipo de producciones. Quizás algunos momentos lentos o sin poca acción no la posicionen como la mejor obra de su autor, pero aún con ello sigue siendo recomendable.
Puede afirmarse que esta última película de Selick será la responsable directa de rivalizar este año con la inminente Up! de Pixar y, aunque resulta complicado levantar del trono a estos genios, Coraline consigue dibujar una sonrisa permanente en el espectador más exigente, ese que disfruta con historias que no entienden de edades.



En definitiva, una nueva película con la técnica stop motion capaz de enamorar a niños y adultos, muy bien construida e ideal para abrir boca ante la oleada de superproducciones que nos traerá el verano.

Nota: 7.

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