13 septiembre, 2006

Corrupción en Miami

Los agentes Sonny Crockett y Ricardo Tubbs deben introducirse de incógnito en una peligrosa red de narcotráfico dirigida por el colombiano Arcángel de Jesús Montoya. Los problemas surgen cuando Sonny se enamora de la esposa de Montoya, la bella Isabella, mujer de origen chino-cubano.

Lo reconozco, no he visto muchos capítulos de la serie original, creada en los años 80 por Michael Mann, que aquí ejerce funciones de director. Pero, francamente, importa poco no haberla visto, porque nada más empezar nos damos cuenta de que en poco tiempo vamos a estar sumergidos en la acción, en la trama policial. Y es que vemos TODOS los pasos que se llevan a cabo en este tipo de operaciones. Desde la logística, pasando por la infiltración y terminando por las detenciones...o tiroteos en su lugar.
Y es que, el hecho de que el gran Michael Mann diriga la cinta, es el punto fuerte de la función. Hoy por hoy, es el único director que puede ser considerado autor dentro del cine de acción. Su forma de planificar, de rodar, de montar, de mostrar la violencia y, sobre todo, de enseñarnos los tiroteos nos hacen ver que estamos ante un gran artesano de la acción pura y dura (¿acaso alguien ha olvidado el tiroteo de
Heat?). Mann vuelve a rodar en digital, que le dio notables resultados en Collateral, consiguiendo escenas nocturnas bellísimas y unos planos aereos llevados a la máxima potencia. Además, hace uso de la cámara en mano, y lo mismo nos sitúa detrás de la nuca de un personaje mientras dispara, que nos mete la cámara dentro de un coche para ver que sucede cuando se dispara un arma antiérea contra un cuerpo humano (y todo esto, nada más empezar el metraje). Lo malo, claro esta, es que ese estilo tan personal empieza a ser repetitivo y vendría bien cierta modernización.
En el plano actoral no hay mucho que destacar. Colin Farrell se pasa toda la peli con cara de perro pachón, Jamie Foxx demostrando lo "cool" y buen tío que es y nuestro Luis Tosar aparece unos solos minutos, acojonando al personal con su mirada. La actriz china Gong Li es la que se lleva el gato al agua, con una interpretación notable y el mejor personaje de la cinta.



Como ya habréis adividinado, la cinta está perfectamente rodada y montada, con unas escenas de acción sobresalientes, especialmente el último tiroteo, donde Mann demuestra quien es y enseña toda la sangre que tiene que enseñar. Montaje, fotografía, sonido (parece que los impactos de bala revotan en las butacas), muchos diálogos (verdadero trabajo policial) y la música están perfectamente entrelazadas y funcionan muy bien.
El problema es un guión pelín flojo. Y es que Mann pretende darnos otra Heat, cuando eso es imposible. Hay muchos momentos en los que no pasa nada y el espectador cae en el aburrimiento. La ventaja es que cuando la acción decae, hay está Li para animar la vista.
Tras un comienzo muy bueno, en el que directamente estamos en una disco y con los protas en mitad de una conversación, el ritmo decae mucho y eso se nota en la actitud del espectador, que seguramente irá al cine esperando una cinta de acción más convencional.
Además, en muchos momentos se centra en mostrarnos los cochazos que llevan todos, las supermansiones que tienen y los pibones que rodean a los narcos, desviando la atención de lo que importa, que es precisamente las acciones policiales y un buen ritmo narrativo.



Resumiendo, una peli que gustará a los fans del director, que no decepciona, pero que puede llegar a resultar un pelín soporífera, dependiendo de las espectativas que se tengan. Técnicamente, perfecta. Actoralmente, flojilla (lo de Farrell es raro, porque empezó fuerte con
Tigerland y ha ido decayendo con el tiempo). Pero desde luego, como peli para el final del verano, no está nada mal y merece ser vista por aquellos que quieran ver como se rueda una peli sobre policias chulopos y vestidos de Armani, que conducen Lamborghinis que escupen fuego y que viven mil y una penurias. Porque amigos, eso es Corrupción en Miami, y sólo por ver como Mann recupera unos personajes muy queridos, merece la pena un visionado.

Nota: 6´5.

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