1977. Tres años despues de que Richard Nixon abandonara la Casa Blanca y tras un largo silencio, decide aceptar la entrevista que le proponen junto al periodista David Frost, conocido por sus programas de entretenimiento y contra el que espera conseguir una aplastante victoria.
Última cinta del director Ron Howard tras la increiblemente aburrida y horripilante El código Da Vinci. Howard nos trae en esta ocasión su cinta más adulta, algo que no es demasiado difícil si se observa con detenimiento la filmografía del menudo pelirrojo. Director de productos rentables y entretenidos como Willow, Apolo XIII o Rescate y de tedios insufribles como Una mente maravillosa, El Grinch o EDtv, el realizador nos presenta la que posiblemente sea su historia más compleja, decidido a mostrar al público que es capaz de realizar películas serias y adultas, donde la política y el reflejo de la sociedad predominen frente al espectáculo. Y, aunque no lo consigue, si que construye su film mas serio hasta la fecha e, incluso, nos regala una enorme interpretación de Frank Langella.
Aunque sus capacidades como director no sean excepcionales, en esta ocasión si consigue un muy buen trabajo actoral de Langella, que consigue una perfecta interpretación del presidente usamericano más polémico de la historia, aunque por desgracia eso sea algo que les importa más a ellos que a cualquier otro mortal, al que la historia le pilla lejos (aunque sólo sea geográficamente). Langella se convierte con derecho propio en el elemento más destacado de toda la producción, eclipsando al resto del cast. Kevin Bacon, Sam Rockwell o Rebecca Hall (guapísima, pero con un personaje que han puesto sólo para que apareciese una chica entre tanto hombre) comparten cartel con Langella y Sheen, el otro gran protagonista de la historia. Y, aunque su interpretación sea digna y muy decente, no consigue estar a la altura de un Langella en estado de gracia (Nixon parece sacar lo mejor de todos los intérpretes).
En el plano técnico, la nueva cinta de Howard es exactamente igual que todas las cintas de Howard. Es decir, buen montaje, efectiva fotografía, música aceptable... todo es muy decente y todo tiene un error. No hay personalidad en ningún sitio. El cine de Howard se caracteriza sobre todo por su eficiente factura técnica pero siempre cae en el error de no profundizar más en los personajes, de no mostrarnos su lado oscuro o su bondad, algo que en este trabajo se intuye pero que nunca podemos ver con claridad. Además, en esta ocasión, pretende convertir la historia en una especie de documental, alternando el desarrollo de la historia con declaraciones de los actores como si fueran los personajes que interpretan, algo que queda totalmente fuera de lugar y rompe el ritmo de la historia.
Porque otra cosa es cierta, la cinta no es aburrida, se ve con mucha facilidad. Tiene un ritmo más que decente y en ningún momento nos cansamos ya que todo marcha con velocidad. Lo malo es que el día después de ver el film no recuerdas nada, no hay ningún aspecto que destaque tanto como para que se mantega en la memoria, salvando la interpretación de Langella, que por otro lado podría convertirse en una representación más de Nixon en el mundo hollywoodiense.
En definitiva, la película más adulta de Ron Howard. Lo cual no significa que sea Buenas noches y buena suerte, pero al menos nos presenta a un director algo más serio, más adulto, aunque sin olvidar que su falta de autoria fílmica esta presente en cada plano. Eso si, la interpretación de Langella, trabajadísima.
Nota: 6.
2 comentarios:
Como tu dices, la carrera de Howard es irregular pero parece que este film es su particular cuspide.
Dentro de 2 dias la vere... publicare mi critica en cuanto pueda.
Saludos
Este es un Blog genial!
Felicitaciones y un saludo desde Buenos Aires.
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