24 agosto, 2006

Silent Hill

Rose, preocupada por el sonambulismo de su hija Sharon, decide viajar hasta el pueblo de Silent Hill, pueblo que la pequeña siempre menciona en sueños. A pesar de las advertencias de su marido, Rose decide coger el coche y emprender viaje, sufriendo un accidente al cruzarse en la carretera con una figura fantasmal. Al despertar, tras una noche de inconsciencia, descubre que su hija no está y debe buscarla en las extrañas calles de Silent Hill, donde parece no haber nadie salvo una extraña niebla y una lluvia interminable de ceniza.

Con casi un mes de retraso respecto al estreno español de la peli he visto una obra que llevaba esperando tiempo, debido sobre todo a las espectativas y a que soy bastante fan del videojuego que adapta (en especial, al primero, una jodida maravilla del terror consolero). Pero después de haberla visto la palabra que me viene a la cabeza es "decepción". Decepción porque esperaba algo más a causa de los responsables de la adaptación, el francés Christophe Gans y el guionista Roger Avary. Y decepción porque la cosa prometía de verdad, al adaptar un juego tan complejo como terrorífico.
Gans, del que ya vimos la interesante y potente
El pacto de los lobos, prometía una fiel adaptación, que rompiera moldes y consiguiera buenas críticas y no fuera como otras basuras cinematográficas basadas en juegos. Lo cierto, es que la dirección de Gans es muy correcta, y los aciertos del film se los debemos a él, además consigue crear una excelente atmósfera de tensión en la primera hora de metraje. Pero después cae en el tópico, en la explicación absurda y toda la originalidad y fuerza se pierde en la interminable hora final.
De Avary mejor no hablar mucho, porque los diálogos se los debemos a él, y dejan bastante que desear.
En lo que se refiere a los actores, están más que aceptables, aunque tanto Sean Bean como Kara Unger sólo se dediquen a poner cara de circunstancia y a salir un ratejo. Sin duda es Radha Mitchell la que logra captar la atención, no sólo por su belleza, sino por su acertada interpretación (ojo, no diga que sea la leche, sólo que se puede ver) y por su presencia en pantalla. La más desconocida Laurie Holden consigue convencer como dura policia, aunque quizás ayude mucho el ajustadísimo traje.



Pero si algo positivo podemos destacar de esta historia es la fuerza visual que tiene. El diseño de producción, los escenarios, las criaturas (la escena de Cabeza de pirámide castigando a una mujer, deja la piel de gallina y la del conserje del colegio en los servicios es sublime), la fotografía y la banda sonora consiguen alcanzar un nivel sobresaliente en todo el metraje. Se podría decir que, técnicamente, está más que bien. El montaje también resulta muy acertado, aunque se use en exceso el paralelo entre las hazañas de Rose y las aventuras de su marido.
Cuando todo se transforma en oscuridad, la sensación de agobio es tan grande, que verdaderamente nos acojonamos y cuando aparecen las espeluznantes criaturas sentimos el miedo como si fueramos las protagonistas. Es Cabeza de pirámide (sus apariciones son lo mejor de la peli) quien más capta la atención, aunque los niños del principio y las enfermeras también resultan poderosas y fuertes visualmente. Es una lástima que la enorme fuerza de las imágenes y el esfuerzo de los responsables quede en sacorroto, más teniendo en cuenta el material original del que partían.
Y es que los juegos de
Silent Hill son tan respetados y queridos por los jugones de medio mundo, que pesaba tanto la idea de fracasar que al final les ha pasado factura. A pesar de todo, los directivos de Konami y el creador del juego, se deben sentir más que satisfechos con el resultado final, porque aún siendo una peli floja, es la mejor adaptación de un videojuego realizada hasta la fecha.



En definitiva, una peli de terror que partía de una idea más que original (un pueblo donde surge el mismo infierno cuando cae la noche y en el que viven extraños seres, representaciones de los propios miedos de una persona) y que se queda en un simple aprobado, por culpa de un pobre guión y de una pobre última hora, en la que se nos explica todo como si fueramos niños (cosa que en el juego nunca se hacía, ahí su gracia, que cada uno sacara sus conclusiones). Desde luego, Gans ha puesto ganas en la adaptación, pero no logra mantener la calidad de la primera hora y termina creando un producto normalito, que se puede ver, pero que para nada es la gran película que se esperaba.
Esperemos que los próximos estrenos cine-consoleros tengan un poquito más de calidad (
Halo, en ti confiamos) y logren que el respetable comprenda de una vez que los videojuegos no son meros productos interactivos para mentes adormiladas.

Nota: 5.

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