05 marzo, 2009

Gran Torino

Walt Kowalski es veterano de la guerra de Corea, acaba de enviudar, es anticuado, racista, agrio y con muy malas pulgas. No comprende a sus hijos, detesta a sus nietos y, para colmo, el barrio en el que reside se está llenando de asiáticos. Sólo hay una cosa que Walt quiera en el mundo, su Ford Gran Torino de 1972.

Nueva película del gran Clint Eastwood, rodada con apenas margen de maniobra tras El intercambio. Este genio, al que muchos consideran un Dios del cine, lleva unos últimos años bastante enrachado, encadenando buena película tras buena película y, aunque en esta ocasión no llege al nivel de, por ejemplo, Million Dollar Baby, si que consigue regalarnos el que posiblemente sea su mejor personaje. Eastwood es considerado por muchos críticos y cinéfilos como el último exponente vivo del cine clásido de Hollywood. Y lo cierto es que se puede considerar así, tanto por su estilo fílmico como por su conocida manera de rodar. El propio
Eastwood aseguró que este sería su último papel delante de las cámaras y, si esto llegara a cumplirse, sería toda una gozada.
Clint nos regala una de sus mejores interpretaciones, sino la mejor, de toda su carrera, con un personaje hecho a su medida. Eastwood nunca ha sido considerado un excelente actor, seguramente por su hieratismo y seriedad, pero pocos intérpretes tiene el carisma y el gancho que este genial maestro. Su voz (en versión original, por supuesto) sola consigue acojonar al más valiente y el hecho de que tenga 78 añazos no impide que su presencia llene toda la pantalla. Junto a él podemos ver a un grupo desconocido de actores asiáticos, donde destacan los jóvenes Bee Vang y Ahney Her. Además, y siendo el único rostro reconocible del reparto, un estupendo John Carroll Lynch que, junto con Clint y Bee, realizan la mejor escena de toda la película, una divertidisima secuencia en la barbería.



Y es que, por raro que parezca, Eastwood nos ofrece algunas escenas llenas de humor. No un humor tonto o simple, sino unos momentos cargados de ritmo, de vida, que hacen inevitable la sonrisa. A pesar de todo esto, nos encontramos con un drama y, visto en comparación con sus anteriores obras, esta es una película menor. Menor porque a pesar de la encomiable labor de su director, la película no termina de ser lo profunda que uno espera, además de tener un final excesivamente previsible, algo que como espectadores no deseamos. El posible análisis que de la sociedad contemporánea usamericana hubiera podido hacer Eastwood se queda en algo superfluo, aunque no por ello aburrido.
Las casi dos horas de duración se pasan voladas y no hay lugar para el tedio. El montaje es tremendamente sencillo pero efectivo, la banda sonora mínima y bien pensada. Como ya sabreis, Eastwood hace sus propias músicas y, en esta ocasión, se atreve incluso a cantar el tema principal de la película que, como no podía ser de otra manera se titula Gran Torino.



En definitiva, una película que es y será considerada menor (me encanta usar estos términos de crítico listillo) dentro de la filmografía de este maestro, de este genio del cine, de este caballero llamado Clint Eastwood, no tan profunda como anteriores trabajos suyos, pero con un personaje principal tan desagradable en sus formas como entrañable en su fondo.

Nota: 8.

3 comentarios:

marguis dijo...

Acabo de verla... y de escribir mi comentario... todavía no había leído ninguna crítica bloggera, que luego me despisto y no soy objetiva... a mi también me ha parecido la mejor interpretación de su vida (con la de Sin Perdón a la zaga)... este hombre calca al cínico amargado como nadie... ha sido un placer ver el desarrollo lento de una amistad y de una tragedia... si, se veía venir, pero no por eso le ha quitado el profundo significado de redención...

Un saludo!!

Iradai dijo...

Tengo ganas de verla, a ver si la veo este fin de semana.

Iradai dijo...

Me ha gustado mucho, es una película llena de matices, con unos diálogos geniales. Es un drama, pero te hace reir con la evolución del personaje con el entorno.