02 febrero, 2008

Expiación

Con la 2ª Guerra Mundial llamando a la puerta, la pasión oculta entre una joven aristócrata, Cecilia, y el hijo de su ama de llaves, Robbie, comenzará a tornarse en romance cuando él le exprese sus más bajos deseos en una carta subida de tono que nunca debió entregar. Serán los ojos infantiles de la hermana menor los primeros en leer la picante carta y el detonante de la trágica y épica historia de amor.

Tras la adaptación de Orgullo y prejucio de hace dos años, el director inglés Joe Wright vuelve para ofrecernos una nueva historia de corte intimista de alta sociedad británica, pero esta vez con el tercio totalmente cambiado y ofreciando una notable adaptación de la novela homonima de Ian McEwan. Si bien la primera mitad de la cinta se caracteriza por la austeridad de los escenarios, en la segunda parte Wright se rebela como un excelente narrador de historias románticas al más puro estilo El paciente inglés. Usando tan sólo tres personajes principales muy bien dibujados, Wright nos cuenta una buena historia de pasión y amor (en ese orden) sin caer en el infantilismo innecesario y ñoño que tanto se usa en estos días.
Para la interpretación de los tres personajes principales, Wright cuenta con actuaciones jóvenes y refrescantes. Si bien Keira Knightley (ojalá dejase de lado películas como Piratas del Caribe...y engordara unos kilitos) es la más "estrella", es la joven Saoirse Ronan quien se lleva el gato al agua con su intensa interpretación. Aunque es James McAvoy (que se dio a conocer como el fauno de Las crónicas de Narnia) la gran novedad del film, ya que consigue llenar de intensidad su personaje y presentarse como un actor de gran solvencia.



Técnicamente, Expiación nos ofrece un buen espectáculo. Visualmente la cinta está muy bien conseguida y para el recuerdo es ya el plano secuencia en la playa de Calais. Pero si algo destaca por encima de los otros apartados técnicos es la banda sonora, que usa el teclado de una máquina de escribir como instrumento musical y llena de ritmo todo el metraje. Además, la fotografía de Seamus McGarvey consigue transmitir y diferenciar perfectamente las dos partes propuestas por Wright.
Y son esas dos partes propuestas por Wright el principal defecto de la película. Porque quizás el paso de historia más o menos intimista en una casa de alta sociedad a los grandes espacios abiertos que muestra en la parte de la guerra jueguen en contra de la historia, aunque para nada supone la debacle del film, sólo una pequeña pérdida de ritmo.



En definitiva, Expiación es una notable muestra de cine romántico, que nos cuenta una historia bella y trágica a la vez, sin caer en la ñoñería más irritante que tanto abunda en este tipo de género. Si Wright sigue haciendo películas así, deberemos seguir sus pasos con lupa.

Nota: 8.

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